Traición

Ad Líbitum ·

En el fútbol, como en la vida, no todo vale: existe una ética y estética en la forma de actuar.

Javier Pereda Pereda

Viernes, 27 de mayo 2022, 00:36

El Real Madrid afronta mañana la tercera final de Champions League contra el Liverpool en el Stade de France de Saint-Denis. En 1981 la ... ganó el conjunto 'reds'; y en 2018 el equipo blanco consiguió en Kiev la Decimotercera. Una semana antes del desenlace, el jugador del París Saint-Germain, Kylian Mbappé, ha deshojado la margarita, para dar calabazas al equipo con el que había mantenido un falso idilio. Ante la 'cobra' del futbolista parisino, el club más laureado del planeta se ha aislado, deportiva e institucionalmente, para continuar concentrado. La entidad de Concha Espina llevaba varios años intentando hacerse con los servicios profesionales de quien reúne cualidades para ser uno de los mejores delanteros del mundo. Todos los indicios apuntaban que el extraordinario extremo tenía un acuerdo verbal con la entidad blanca, para incorporarse ahora a su disciplina. Durante la última temporada se ha alimentado en los medios de comunicación este culebrón. Parecía lógico que las negociaciones entre las partes contratantes se hayan mantenido con discreción, para evitar las presiones al desequilibrante deportista.

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El club francés de capital catarí ha hecho lo imposible para retener a esta figura; ha mediado desde Sarkozy al presidente de la República, Macron. También el jeque árabe, dueño del club-estado, se ha tomado esta renovación como una cuestión de imagen, prestigio y poder, ofreciendo al genio 'el oro y moro'. El resultado final es que el astro de padre camerunés y madre argelina ha cambiado la ilusión de su vida en vestir la camiseta blanca por 300 millones de euros brutos por tres temporadas —el fichaje más caro de la historia—; la monarquía árabe, a través de su club parisino, le pagará libre de impuestos más de 56 millones de euros al año, casi 5 millones al mes, 167.857 euros al día y 6.994 euros a la hora. La oferta mareante a este joven de 23 años resulta imposible de igualar.

En estas negociaciones llama la atención que, al parecer, no haya firmado un precontrato con el mejor equipo del mundo. Porque todo apunta a que ha utilizado a la institución que preside Florentino para que los ambiciosos árabes entraran al trapo de una oferta descomunal, ya que todo lo solucionan con petrodólares. La decepción de los seguidores madridistas ha durado lo justo, porque según el legado de don Santiago Bernabéu ningún jugador está por encima de la institución. El regate de última hora con el club de Chamartín, al cambiar la decisión tomada, representa un acto de traición y un gesto poco elegante; no sólo contra el 'fair play' financiero, sino al contravenir la palabra empeñada. El deportista de élite está en su derecho de aceptar la oferta más acorde con sus intereses, pero con trasparencia y lealtad. En el fútbol, como en la vida, no todo vale: existe una ética y estética en la forma de actuar. En este caso, ha engañado al club que ha conquistado 13 Copas de Europa, que le ha llevado a condicionar su planificación deportiva (por ejemplo, al dejar pasar el fichaje del noruego Haaland); este cambio repentino de decisión ha ocasionado perjuicios. Ante la buena fe y la confianza depositada, se han vulnerado los compromisos acordados, manteniendo ciertas esperanzas.

Lo pactado obliga ('Pacta sunt servanda'), reza el aforismo del derecho romano, ya sea por escrito o ante la palabra dada. Esta regla de oro ha sido transgredida por su conveniencia económica –él se lo pierde–, a costa del equipo madrileño. Rememorando a Churchill, le dieron a elegir entre el honor y el dinero, ha elegido el dinero, pero se quedará sin la gloria. Que se lo digan a los rutilantes compañeros contratados a golpe de talonario como Ramos, Neymar, Messi… Mbappé ha conseguido un 'pelotazo' económico, pero también se ha cerrado las puertas para cumplir los sueños de niño. Cuando se asesinó al lusitano Viriato, el cónsul Quinto Servilio Cepio pronunció una frase que ahora cobra plena actualidad: '¡Roma no paga traidores!'. El sentir unánime de la afición blanca coincide en que esta estrella, de excelencia contrastada, adolece de la veracidad, uno de valores esenciales del club. ¿Y si las superestrellas ya están fichadas (Vinicius-Benzema-Rodrygo)? Hipotecar una entidad por un jugador, no corresponde con el código de buena conducta madridista. La solución pasa por conseguir la decimocuarta.

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