Tomás: el destino de un hombre

De Buenas Letras ·

josé luis martínez-dueñas

Jueves, 18 de noviembre 2021, 00:51

En la reciente novela de Hilary Mantel 'The mirror and the light' ('El espejo y la luz', 2020) se narra un período de la historia ... de Inglaterra con Tomás Cromwell como Secretario del Reino de 1536 a 1540, cuando muere decapitado. Se trata de un personaje oscuro, decidido y poderoso, que dominó la política como secretario del cardenal Tomás Wolsey hasta su caída en desgracia. Con el rey Enrique VIII Cromwell ganó en predicamento y protagonizó decisivos momentos de ese reinado: la ejecución del canciller Tomás Moro, la separación y divorcio de Catalina de Aragón, la ejecución de la reina Ana Bolena, y todos esos episodios frutos de la voluntad caprichosa e irascible del monarca taciturno y cruel.

Publicidad

Mi intención es resaltar cómo el punto de vista narrativo añade matices a las consideraciones históricas, sobre todo en determinadas perspectivas. En primer lugar, hay un episodio muy revelador: la decisión de Enrique VIII de desenterrar los restos de Santo Tomás Becket en la catedral de Canterbury, lugar de peregrinación constante y de fundamental importancia en Inglaterra; como muestra valga sólo recordar los 'Cuentos de Cantebury' de Chaucer. El propósito de tal acción era borrar toda huella de un hombre que se enfrentó a su rey y amigo, Enrique II, para defender el derecho eclesiástico, la influencia de Roma, la jurisdicción eclesiástica frente a la del rey en materia de delitos del clero, lo que le costó el exilio en Normandía. La reflexión de los personajes que dirigen tal operación es que el arzobispo Becket era un egocéntrico vanidoso que sólo quería usar su poder frente a cualquiera y que no defendió principios éticos o religiosos más allá de su interés personal. Ya no es un santo lleno de dignidad y razón sino un malvado insurrecto y, por tanto, hay que expulsarlo de tan sacro lugar. Igual ocurre con Tomás Moro, destacado humanista y amigo de Erasmo, pues la opinión de Tomás Cromwell es que murió por no dar su brazo a torcer, por mantener su criterio personal frente al Rey, por su soberbia, no por defender la autoridad de Roma y la legitimidad del matrimonio con Catalina de Aragón. Moro aparece como un jurista trapacero que persigue a sus rivales y espía a quien cree que se aparta de la verdadera fe, y dispone detenciones de disidentes religiosos. No obstante, pese a los intentos de Enrique VIII, Tomás Becket sigue venerado como santo en la comunión anglicana, al igual que su víctima Tomás Moro.

En cualquier caso, una novelista nos procura una visión alternativa de la historia, con sucesos reales: episodios y personajes que nos conducen por hechos y pensamientos que contribuyen a seguir formando una visión de esa época.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Suscríbete durante los 3 primeros meses por 1 €

Publicidad