Testamentos
«Lo que también se ha llamado 'últimas voluntades' no tiene por qué ser así, ya que somos muchos los que nos hemos anticipado a esa última voluntad, que Dios sabe cuándo ha de producirse»
A mí esto del testamento me suena a notaría y a trámites burocráticos, lo que no siempre genera la armonía y el contento entre los ... herederos. Estoy pensando, claro, en los testamentos tradicionales, que se hacen en favor de los descendientes y que se basan en la transmisión de bienes o dinero. Porque hay otro tipo de testamento: el llamado vital, que hoy no está en mi consideración semanal.
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Lo que también se ha llamado 'últimas voluntades' no tiene por qué ser así, ya que somos muchos los que nos hemos anticipado a esa última voluntad, que Dios sabe cuándo ha de producirse. Por lo que publicaba el otro día Mari Carmen Callejón en este periódico, ya van siendo muchos los que anticipan ese momento de legar lo que les pertenece. Pero ella, además, aludía a un tipo de testamento que no es precisamente en el que usted estaba pensando. Me refiero a esa clase de testamento en el que alguien, orillando los bienes que destina a los familiares, favorece a alguna institución no gubernamental.
Estoy refiriéndome a los testamentos solidarios. Una de las cosas que se decían en el trabajo de Mari Carmen es que está bajando significativamente la edad de quienes hacen este tipo de donaciones 'post mortem'. De tal manera que hay personas que, a sus cincuenta años o incluso menos –es un ejemplo–, ya piensan en beneficiar a gente que lo necesita. Por otra parte, los responsables de estas organizaciones no gubernamentales a las que se hace depositarias de unos determinados bienes, algún dinerillo se gastan en promover estas actuaciones entre la ciudadanía.
Tratando de esta modalidad de testamento, se está registrando un aumento de personas casadas y con hijos, aunque siguen siendo mayoritarios los solteros. En cuanto al sexo, se va equilibrando el porcentaje, en el que las mujeres continúan por delante de los hombres.
No voy a meterme yo en un jardín entrando en el fondo de la cuestión, ya que soy un ignorante respecto a la normativa que rige el asunto de los testamentos. Y, por supuesto, no soy quien para opinar sobre la ejemplaridad de tal opción (lo que se da a unos se quita a otros). Lo que sí digo es que allá cada cual con su conciencia. También se me ocurre que habrá algún determinado tipo de bienes cuya gestión sea difícil para una persona en concreto, por lo que se me antoja que el destinar esa herencia a beneficiar a una oenegé tiene sentido en un caso como este.
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Entrando de lleno en la naturaleza de las donaciones, se registra gran diversidad en lo que se lega. Hay obras de arte y también dinero, lo que predomina claramente, y cuyo importe total se aproximó mucho a los ochenta mil euros en el último año. También suelen heredarse inmuebles, joyas y valores.
Un dato curioso, a mi modo de ver, es que lo testamentado va directamente a la central de la oenegé y no se queda en la provincia donde reside el que hace testamento.
Otro aspecto también importante de la cuestión es que, a la hora de testar, el número de los que piensan en las organizaciones no gubernamentales va creciendo, lo que evidencia un progresivo incremento de la solidaridad entre los ciudadanos. A este respecto, siempre me acuerdo de alguien que me dijo que el término solidaridad es la versión moderna y laicista de la palabra caridad.
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