Hay veces que los humanos necesitamos que se produzca una desgracia para que salga a la luz lo mejor de nosotros mismos. Es lo que ... ha ocurrido en Atochares, localidad del municipio de Níjar. Si la desgracia fue impresionante, la respuesta solidaria de ciudadanos anónimos ha tenido –en mi opinión– una entidad superior. Y es que desde diversos puntos de las provincias de Almería y de Granada han llegado ayudas que han desbordado la capacidad para recibirlas de las organizaciones que las solicitaron.
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Recordará usted cómo unas doscientas infraviviendas fueron destruidas por el fuego en un asentamiento localizado en Atochares, en concreto en el Barranco del Búho. Ocurrió en la noche del sábado día 13. Cualquiera se imagina las reacciones de quienes, viviendo en la precariedad más absoluta, tenían por hogar unas construcciones en las que predominaban productos de desecho y plásticos varios. Y aquí hay que incluir a la población infantil, lo que hace más penoso imaginarse las escenas. Aunque, para los que disfrutamos de unas viviendas más o menos dotadas, poner en la mente esta imagen es muy difícil.
Ejemplos de solidaridad jalonan nuestra existencia, en episodios en los que unas veces hemos sido agentes y en otras hemos resultado beneficiados. Y, en este caso, también: desde el primer momento, estos chabolistas que de golpe se vieron sin nada han recibido donaciones de las personas más próximas. Facilitando alojamientos y atendiendo las necesidades más inmediatas. Pero lo que ha merecido ser destacado como noticia –recogida por Alicia Amate en IDEAL– ha sido la respuesta excepcional de un montón de gente anónima. Que hayan llegado desde Granada a Atochares siete furgonetas y un camión 'de los grandes' es en sí mismo un notición. Y, según se dice, queda otro tanto dispuesto a viajar a la zona. Hasta el punto de que el ayuntamiento de Níjar ha tenido que habilitar una nave para almacenar lo recibido. Lo dicho no debe inducir a pensar que ha sido solamente Granada la que se ha movilizado para atender a estas personas. Sería injusto y nos dejaría a los almerienses en mal lugar. Por supuesto, las ayudas –especialmente las más urgentes– llegaron de aquí; pero es destacable el gesto protagonizado por los granadinos. En el texto publicado por Alicia aparecen varios nombres. Entre ellos, los de las asociaciones Amani y La Resistencia, a las que se añade Médicos del Mundo. Pero también las Hermanas Mercedarias. Aunque no se dice expresamente, tanto Cáritas como Cruz Roja seguro que habrán contribuido. Pero los nombres de los que aportaron desde colchones hasta alimentos quedan para siempre en el anonimato. Como debe ser: estamos hablando de solidaridad. Y, al escribir esto, a mí me viene a la mente un pensamiento malicioso referido a las actuaciones de otras personas. Quizás a usted le pase lo mismo.
Por desgracia, asentamientos como el destrozado en Atochares hay muchos repartidos por toda la geografía almeriense. Sabe Dios cuántos de ellos están requiriendo de actos de solidaridad. Aunque el problema no es este. El asunto lo aborda Carmen Ceballos, de la plataforma Amani: 'son los responsables políticos los que están llamados a actuar para acabar con situaciones como esta'. No tengo más que añadir.
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