No soy más que una ciudadana de a pie y por ello creo que mi voz no llegará a donde quisiera. Mi indignación es tal ... que no encuentro otro medio para mostrarla.
Publicidad
De antemano digo que soy seguidora año tras año de la Vuelta Ciclista a España, al igual que del Tour de Francia; será por las fechas de estos dos grandes acontecimientos coincidentes con el verano.
El año pasado me dolió ver cómo un espacio de culto como la catedral de Burgos se prestó a ser etapa de la Vuelta. Supongo que las voces contrarias, que las habría, no consiguieron que tal desfachatez se consumara. Yo, amante de Burgos, de su Historia, de su religiosidad, de sus gentes, me sentí defraudada. O más, profundamente indignada por ver tal espectáculo.
Pero este año el tema se repite. Una actividad, por buena que sea, por mucho dinero que aporte a la ciudad y, en este caso, a la autonomía, no puede romper todos los esquemas, todas las normativas, para hacerse valer. No es justo ni para Granada, ni para Sierra Nevada, ni para todos los que amamos estos parajes y estos paisajes. No es sensato no poder meter un dedo en las lagunas de la Sierra o coger manzanilla y sí atentar contra todo el ecosistema por un valor cortoplacista como es la publicidad generada por un día en la tele.
Los que hemos disfrutado en otros tiempos de los muchos caminos que nos brinda el paisaje de esta tierra nuestra y los que han heredado ese disfrute y la respetan, la estudian, la miman, la viven, no podemos o no deberíamos poder aceptar que con la sutileza de ofrecernos un 'bien' superior se nos confunda y nos dejemos encandilar.
Publicidad
Granada se merece más que una etapa de la Vuelta. Los granadinos merecemos una defensa a ultranza de todo nuestro patrimonio. Cualquier intervención, del carácter que sea, en esas zonas que no son restaurables, debería hacernos pensar y sobre todo actuar.
Ninguna estación de esquí, ninguna Vuelta Ciclista, ninguna actividad invasiva puede dejar abandonado un Parque Nacional. Sierra Nevada no se puede defender, pero para qué estamos nosotros. El dinero fácil nos ciega. La magia de la tele nos abruma. No deberíamos dejarnos comprar. Ni la tele, ni la Vuelta pueden darnos lo que nos da la Sierra.
Publicidad
Ya se están levantando algunas personas e instituciones, pero veo con absoluto dolor que no va a ser suficiente. Todas las reuniones previas ya van sobrando con haber dicho no quien tuviera que decirlo.
Esperar, siempre esperar, es lo único que nos queda a los que no somos más que sufridos ciudadanos.
Suscríbete durante los 3 primeros meses por 1 €
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión