Ernesto Medina Rincón
Apocalipsis...
Mi revolución en el Instituto ha sido procurar que los asuntos normales se traten con normalidad. El sexo es natural, consustancial al ser humano. Nunca ... he entendido las reticencias paternas -y de algunos profesores- para hablar en las aulas sobre la sexualidad. «Mejor prescindimos de ese tema», decían en el Consejo Escolar. «¿Cómo les van a enseñar a los alumnos qué es y cómo se pone un preservativo?», refunfuñaban los profesores más carcas. Prefieren ignorar que nuestros adolescentes tienen relaciones sexuales -igual que antes, por cierto- desde muy temprana edad. Que algunos completan el acto sexual con trece o catorce años. Que los varones acceden a la pornografía en Internet desde primero de ESO del mismo modo que en mis tiempos circulaban de mano en mano 'Pronto', 'Penthouse' o 'Play Boy'. Pero sigue siendo tabú decir masturbación, mamada o correrse. Sin embargo, mis alumnas, con doce años, hablan de «hacerse un dedito».
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Ese pudor ñoño que veta a los estudiantes el acceso al conocimiento sexual no impide que los padres permitan que sus criaturas vistan ellas 'tops' escuetos y pantalones de licra negra reducidos a su mínima expresión que caen en la ordinariez poligonera, mientras ellos exhiben calzoncillos y chanclas con idéntico mal gusto. Ambos practican el 'sexteo' con equis. Id est, envían fotos sexuales de sí mismos. Es posible que lo hagan mientras sus padres sestean -con ese- por la tarde amparados en la temeridad de que es preferible no querer saber.
Que se les hable a los alumnos de masturbación, métodos anticonceptivos o prácticas sexuales no es una incitación al sexo desenfrenado. Debería ser el camino para que no aceleren el descubrimiento de la sexualidad o caigan en una promiscuidad que a la larga cercenará una fuente de bienestar y placer durante su vida adulta.
La píldora del día después se vende sin receta en las farmacias y es dispensada en los ambulatorios a las menores. Me he perdido. ¿Qué necesidad hay de tal medida si el sexo no forma parte de la vida de nuestros adolescentes? Se aplica un criterio distinto cuando se habla de drogas o alcohol en los Institutos. El personal entiende que no es una incitación al consumo de maría o a emborracharse, sino información preventiva. Hablar de sexo es, por el contrario, animar a que los alumnos se maten a pajas. El viejo fariseísmo del policía corrupto de la película Casablanca, «¡qué escándalo! Aquí se juega».
Antonio Agudo Martín
…pajillero
No caigamos en la trampa. Tener orgasmos. Cómo tenerlos y con quién no es de izquierdas ni de centro ni de derechas. Tener orgasmos es extremadamente placentero y lo que hagamos o dejemos de hacer con nuestro sexo, que no con nuestro género, es cosa nuestra y no de programas electorales. No todos los homosexuales votan lo mismo ni los heteros tampoco. Estoy harto de que nos quieran encapsular ideológicamente. La Educación, ese asunto que tanto gustan de manosear y sobar los que nos gobiernan, debe mantenerse dentro del sentido común en el que alumnos, profesores y padres tienen papeles muy importantes y que no deben soslayar. Todos somos iguales a la hora de que nos llegue la 'petite morte', a todos se nos pone la misma cara de gilipollas cuando nos vamos y ese camino, el de llegar al clímax, tiene sus pasos, plazos y premisas.
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Mi colega Ernesto es profesional de la Educación y sabe que lo que se esconde termina por pudrirse y oler mal, pero de la misma manera el acceso demasiado temprano a los elixires más destilados y sublimes puede ser muy pernicioso. Dejemos que sean los profesionales y las familias las que decidan sobre qué, cómo y cuándo se enseña en el colegio.
Yo crecí en una sociedad en la que el culo de Alicia Sánchez en Furtivos generó un enorme y apocalíptico escándalo. El mundo no se acabó por aquella película de Borau como tampoco lo hizo por el desnudo de nuestra paisana María José Cantudo. No se pueden prohibir las pajas por decreto ley, pero sí se pueden evitar muchos embarazos indeseados con una buena información. Hay que afrontar con naturalidad la naturaleza de cada uno. Ya basta de inquisidores y gurús que demonizan a los cuerpos o los dibujan como templos con todas sus puertas abiertas sin filtros a quien quiera entrar.
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Uno de los grandes enemigos de lo identitario es la Educación. El conocimiento y la capacidad de advertir a los lobos de fauces babeantes bajo esas pieles de oveja conservadora de lo más tradicional. Hay que darles a nuestros jóvenes las herramientas necesarias para que desenmascaren a quienes les venden la utopía mientras les meten mano en la bragueta o bajo la falda.
No por pertenecer a unas siglas políticas se folla más y mejor. Evitemos que la ideología convierta a la escuela en una fábrica de estulticia extrema y radical.
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