El Gobierno remitió ayer a Bruselas su plan presupuestario con dos versiones. Una, la recogida en el proyecto de Cuentas para 2023 que espera su ... trámite por las Cortes. La otra, aún más expansiva en cuanto a la intervención pública, contemplando la posibilidad de incrementar en 10.000 millones de euros el monto previsto en ayudas a los hogares y empresas afectados por la crisis energética. Ello gracias a su previsión de que, entre este y el próximo ejercicio, Hacienda recaudará más de 20.000 millones de euros adicionales respecto a los ingresos presupuestados. Una estimación que el Gobierno fundamenta en un crecimiento sostenido en parte por los fondos europeos, la generación de empleo y la subida salarial, confesando en un plano más confidencial que también se deberá al mantenimiento de una alta tasa de inflación de la que el erario seguirá beneficiándose a través del IVA.
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Es la segunda vez en una semana que el Gobierno anuncia su disposición a ampliar económica y temporalmente las ayudas frente a la inflación, corrigiendo al alza ingresos y gastos, mientras insiste en considerar anatema toda rebaja fiscal. Lo hizo el jueves el presidente Sánchez al informar al Congreso de la existencia de una partida de 3.000 millones más para el gasto energético de las familias.Ayer, subió su apuesta en la comunicación a Bruselas. Es poco probable que los responsables de la Comisión y los demás miembros del Consejo expresen reservas hacia el cuadro de pronósticos e intenciones que maneja el Gobierno español. Mucho menos después de que a finales de septiembre Alemania avanzara su propósito de inyectar 200.000 millones en ayudas frente a la inflación que padece la primera economía del euro.
Aunque es lógico que este nuevo plan presupuestario del Ejecutivo Sánchez sea contemplado con alguna mirada crítica cuando, tras ser beneficiario neto de los fondos europeos ante la crisis desatada por la covid-19, parece constatarse que los más de 30.000 millones ya recibidos no acaban de llegar a la economía productiva. Al tiempo que las previsiones apuntadas por el Gobierno en cuanto a la reducción del déficit hasta el 3,9% en 2023 y su intención de rebajar la deuda muy poco a poco suscitarán escepticismo sobre el primero y preocupación sobre la segunda. Lo que desconcierta es que el Gobierno se disponga a recaudar y gastar más dinero del previsto inicialmente mientras se habla de recesión en Europa.
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