Meses después de la rendición de Granada, en verano de 1492 y mientras Colón pilotaba aquellas naves con destino incierto, salía de imprenta el libro ' ... Gramática castellana'. Su autor, Nebrija, un humanista pertrechado, elaboró la primera gramática de la lengua vulgar castellana, una obra que desentraña nuestro idioma como lengua romance diferenciada, sin entrar en pugna con su matriz latina.
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Quizá haya algo de exaltación en el párrafo anterior, pero mirando la fecha de hoy tal vez se me tolere la licencia. Lo digo porque hubo un tiempo en que esta nación fue un imperio. Y rescato hoy, 12 de octubre y en 'roman paladino', una evocación que remite a otras épocas.
Me permito cierto chovinismo no porque me agrade el término (que como dice Carmen Posadas, es galicismo sumado a nuestra lengua), sino por lo que indica de 'amor por lo nuestro', expresión de uso normal fuera de España, pero que aquí prodigamos poco o nada; aunque hayan sobradas razones. Entonces, ¿por qué falta? Pues por acomplejados. Por ese fustigarnos del que hemos hecho hábito, por ese complejo que arrastramos y que ahora se exacerba. El gusto por la autocompasión -creo- está en la base. Me explico: No es ya que digan otros que España es deleznable, sino que –y es lo peor- los propios españoles nos hemos creído que somos unos engendros abyectos que tenemos una historia que esconder.
Algunos lumbreras hablan de 500 años de iniquidades al citar exterminios de indígenas tras la llegada hispana a América. Un holocausto ficticio que solo está en la mente de los que se flagelan con genocidios sobre la conquista. Una hecatombe esclavista, dicen estos habitantes del planeta Teletubbies. Puro sadismo blanco, dicen quienes creen en inexistentes 'paraísos indígenas'. En fin, que las masacres son 'Marca España' que inician Cortés y Pizarro. Ahí es nada.
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Pese al disparate, la leyenda negra pervive. Diría que es lacra que nos resistimos a que desaparezca, y rebrota en los dirigentes actuales a un lado y otro del Atlántico. Hay muchos interesados en la imagen negativa de España. De ahí que ponga hoy la proa a esa actitud derrotista de los españoles ante la propia historia.
¿Cuáles son nuestros pecados y cuál el reproche del que nunca fuimos absueltos? ¿Cuánto más mortíferos que otros imperios? ¿Alguien se pregunta por la aniquilación de la población indígena norteamericana? ¿Cuántos 'pieles rojas' quedan allí?
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La voluntad de exterminio no es cosa nuestra, tal como nos hacen ver los que revisan el pasado con parámetros actuales. La Corona hispana siempre protegió al nativo, aunque no siempre -y por razones obvias- se cumpliera. Claro, los conquistadores no repartían 'donuts'. Eran tipos aguerridos, en ocasiones fueron crueles y violentos, sobre todo cuando veían que a sus compadres se los comían crudos en mitad de la jungla.
Subrayar y exagerar lo negativo de nuestra historia, falsearla y omitir lo positivo, tiene fuera valedores y aquí palmeros. Ahí lo dejo.
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