Retos de la enseñanza superior
Su presencia en estudios de Grado supera a la de los hombres pero se mantiene la segregación horizontal por ramas de conocimiento y titulaciones
Celebrar el 8M en el ámbito educativo implica hablar desde el reconocimiento, la esperanza y la movilización. Es una fecha donde recordamos la lucha del ... movimiento feminista en pro del reconocimiento formal de los Derechos de Ciudadanía para la mitad de la humanidad, entre ellos el derecho a la educación, aunando, desde su pluralidad y diversidad, a todas las mujeres del mundo que a lo largo de la historia han sufrido y siguen sufriendo discriminación por el simple hecho de ser mujeres.
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Miramos el futuro con esperanza, porque la igualdad de género, pese a los pueriles intentos de regresión, es un movimiento imparable a nivel mundial, como demuestra la integración del objetivo 5 'igualdad de género' en la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, fundamentado en la eliminación de todas las desigualdades y la necesidad de aunar esfuerzos para conseguir una igualdad efectiva.
Por ello, la movilización continúa siendo el reto más importante. La violencia ejercida contra las mujeres, la feminización de la pobreza, las dificultades de acceso al espacio público en general y al desempeño de cargos de responsabilidad, así como la conciliación corresponsable y la brecha salarial, son problemas habituales que año tras año se ponen en el debate público como prioritarios.
En el ámbito de la Enseñanza Superior, a pesar de los importantes avances de los últimos años, se reproducen las desigualdades derivadas de las pervivencias androcéntricas y patriarcales y sus consecuentes sesgos genéricos. El reciente estudio 'Brecha salarial de género en las universidades públicas españolas', revela la existencia de diferencias salariales de género, una expresión más de las dificultades que las mujeres tienen en el desarrollo de su carrera docente e investigadora, de los obstáculos internos y externos que tienen que salvar para garantizar su estabilización y promoción profesional, y de la necesidad de programas de corresponsabilidad laboral y familiar que garanticen igualmente la presencia femenina en la dirección de los proyectos y grupos de investigación así como en la gestión universitaria.
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«El papel de las universidades es clave igualmente para la necesaria implantación de los estudios de género y de la transversalización de la perspectiva de género en la docencia, la investigación, la transferencia a la sociedad..»
Matilde PEINADO
Aunque su presencia en estudios de Grado supera a la de los hombres, se mantiene igualmente la segregación horizontal por ramas de conocimiento y titulaciones, una realidad fundamentada en pervivencias ideológicas que hace necesaria la implementación de medidas de acción positiva que nos permitan crear referentes en los ámbitos tradicionalmente masculinizados (STEM) o feminizados, y por ello desprestigiados (Educación, servicios o cuidados), para caminar progresivamente hacia el equilibrio de género en el ámbito académico y profesional.
El papel de las universidades es clave igualmente para la necesaria implantación de los estudios de género y de la transversalización de la perspectiva de género en la docencia, la investigación, la transferencia a la sociedad y el compromiso institucional con la cultura de igualdad, como herramientas potentes para aumentar la concienciación y prevenir las discriminaciones.
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La Enseñanza Superior constituye, en último instancia, un escenario privilegiado para garantizar la formación integral de las futuras generaciones: sólo entonces será posible un cambio social fundamentado en la igualdad real entre hombres y mujeres.
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