Vacunan a una anciana de una residencia en Andalucía. EFE

Un rayo de esperanza

La Carrera ·

El segundo rayo de esperanza lo aportan los Presupuestos del Estado, ya definitivamente aprobados

Viernes, 1 de enero 2021, 23:05

Cuando un nuevo virus surgió en diciembre de 2019 en una remota ciudad de China, Wuhan, desde la perspectiva occidental se veía como una epidemia ... ajena, que no llegaría jamás y que no alteraría nuestra forma de vida. Pero llegó, como un balde de agua helada, para cambiar radicalmente la vida de todos en un instante, provocando una crisis sanitaria que nos pone delante de un espejo para mostrar lo mejor y lo peor de la gente. La pandemia ha ayudado a muchos a priorizar lo importante, que siempre son las propias personas. Pero a la vez, se ha acentuado el egoísmo.

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El coronavirus es también una cura de humildad, que nos ha hecho ver lo vulnerable de nuestra forma de vida. Ahora nos invaden reacciones tan humanas y de siempre como el miedo a lo desconocido, la incertidumbre o el temor a la muerte. Y nos ha impuesto un nuevo presente, pues la obligación de parar nos fuerza a bajar el ritmo, revisar las oportunidades, nos vuelve más creativos a trabajar en casa y entretenernos con los nuestros, así, hemos asistido a una evolución meteórica del home office, la educación, la convivencia y hemos abierto las puertas a una nueva realidad pues el confinamiento ha multiplicado las propuestas virtuales para casi todo: Trabajo, educación, entretenimiento, comprar, compartir, etc.

El inicio de la campaña de vacunación constituye el primer chorro de luz al final de un año de tinieblas. El principio del fin de la pandemia, dice el eslogan oficial. La esperanza, si todo marcha según lo previsto, será que al llegar el verano habremos despertado de la pesadilla y podremos abrazarnos de nuevo. Por eso no se entiende, que el proceso de vacunación suscite críticas por parte de nadie ya antes de su puesta en marcha. En vez de celebrar un hito histórico de la ciencia y el retorno de la esperanza, ya hay quien sugiere que el reparto de las vacunas, acordado por el Consejo Interterritorial de Salud, no está siendo equitativo. A algunos no les importa tanto la salud como los réditos del negocio político.

El segundo rayo de esperanza lo aportan los Presupuestos del Estado, ya definitivamente aprobados, que entran en vigor el próximo viernes. Nunca, en la historia presupuestaria española, se desplegó una artillería tan poderosa para combatir una crisis económica. Utilizará munición de grueso calibre proporcionado por la Unión Europea, hasta 27.000 millones de euros el año entrante, o adquirida a crédito. Lo cual no garantiza la victoria ni que sea suficiente para revertir los destrozos causados por la pandemia, pero sí permite abrigar la esperanza de dejar rápidamente atrás el maldito 2020 e iniciar la senda de la recuperación.

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Decía siempre mi abuela, que no había ni mal ni bien que cien años dure, ni cuerpo que lo resista, y que razón llevaba en aquellas sabias palabras, no porque hubiese ido mucho a la escuela, que creo que más bien no fue nada, sino más bien por lo vivido por ellos, en tiempos que tampoco fueron demasiado favorables. Tiempos en los que la guerra, la miseria o el hambre, los llevo también a tener mucho más de un año de tinieblas, que les hizo vivir con resignación hasta que pudieron ellos empezar a ver sus primeros rayos de luz. Tal como empezamos nosotros a ver estos primeros rayos de esperanza, que tienen que ser bien recibidos por todo el mundo y dejar atrás cualquier clase de egoísmo que no nos permita salir rápidamente de donde estamos.

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