Guiños

Intuía que, en principio, el propósito es que la interacción tuviera un carácter más íntimo, reservado solo para quienes entienden el significado de esas muecas, generando así un lazo de confianza y entendimiento mutuo que va más allá de las palabras.

Sin embargo, a estas alturas de mi vida, no puedo dejar de reflexionar sobre estas señales y su similitud con los 'codazos' o 'puntapiés' que todos hemos dado o recibido en diferentes momentos de nuestra vida pública, pues son acciones que, en su sencillez aparente, contienen un significado profundo y a menudo complejo, que puede ser tanto una forma de apoyo como una manera de marcar límites o expresar desacuerdo.

¡Buen momento para recordar el tan traído y llevado relato del padre y su hijo pequeño que termina con una sentencia ejemplar: «¿Ves, hijo? Para que aprendas a no fiarte ni de tu padre».

Creo que estaréis de acuerdo conmigo en que es interesante pensar en cómo estas maniobras, que parecen tan triviales, tienen un peso emocional y social importante, y cómo reflejan la complejidad de nuestras relaciones humanas.

Pues bien, todo lo escrito viene a cuento del intento de captación y falso adoctrinamiento que ciertos círculos –especialmente en determinadas asociaciones religiosas– están organizando para, de forma paralela y evitando confrontaciones directas, conseguir cambios en sus propias carnes –de caza, diría yo–.

¿No sería más fácil afrontar la realidad sin tapujos ni engaños? ¡Ya está bien de marear la perdiz para que el guiso resultante no tenga nada que ver con lo prometido y se aleje de cualquier recetario digno de compartir!