Con la puerta en las narices

Los militantes son un tesoro que a menudo subestiman los dirigentes de sus partidos

Margarita Sáenz-Diez

Sábado, 17 de julio 2021, 23:45

Si Pedro Sánchez utilizara la jerga cheli a la que es tan aficionada Isabel Díaz Ayuso, presidenta de Madrid, al anunciar los cambios en el ... Gobierno podía haber dicho que lo hacía porque le daba la gana. Tal cual. Pero como tampoco aportó ninguna explicación convincente, los relevos pillaron a muchos con el paso cambiado, incluidos una buena parte de los afectados.

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Pero, el desconcierto no tuvo cabida en las huestes del PP. Allí tuvieron todo muy claro. De inmediato, denunciaron la arrogancia de Sánchez, su malévola forma de ser y su capacidad para aniquilar al personal cueste lo que cueste. Es más, los de Casado hasta calibraron la capacidad del presidente del Gobierno para tirar a los suyos por la borda porque, según esta derecha, en tan atlético ejercicio no falla nunca.

Tras la crisis de gobierno, una vez más las redes sociales se llenaron de sentencias y los círculos próximos a algunos de los descabalgados mostraron su estupefacción. Por citar uno de ellos, el caso del hasta hace pocos días ministro de Transporte, José Luis Ábalos (a quien no conozco personalmente), cuyo tránsito hacia la vida civil ha incluido la renuncia al cargo de secretario de Organización del PSOE cuando el próximo congreso está ya en preparación.

En Facebook pude leer: «Por leales a J. Luis Ábalos y al espíritu inicial, seguimos leales a Pedro Sánchez... Por eso seguimos esperando una explicación leal del porqué... Y porqué de esta manera». Militantes de este jaez son la piedra angular de cualquier partido político. Son afiliados que arriman el hombro sin esperar nada a cambio y son un tesoro que a menudo subestiman los dirigentes.

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Tras esta remodelación imprevista, que afortunadamente ha consagrado la solidez de la coalición, los nuevos titulares aparecen radiantes y con ganas de comerse el mundo. Que así sea. A los despedidos les ha de quedar un rastro de amargura. Los tiempos les han tocado vivir han sido muy duros, han soportado los palos de la bancada de enfrente y tragado carros y carretas.

Un cambio de Gobierno es una buena muestra de lo que es la vida de un partido, tanto para unos como para otros. Y a los que aguardaban en la sala de espera, les han dado con la puerta en las narices.

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