En el PSOE aun siguen luchando contra Franco

Marcial Vázquez

Jueves, 7 de julio 2022, 22:38

Ya advertí hace unas semanas que, frente a los deseos de muchos medios de derechas, el gobierno sigue vivo, y el sanchismo podemita está dispuesto ... a hacer todo el daño que pueda antes de convocar elecciones. Habrá quien piense que luego llegará Feijóo y deshará todo el mal que haya dejado Pedro, pero ahí tenemos el ejemplo imborrable de como Rajoy, con una clara mayoría absoluta, no hizo nada contra el precursor de este nuevo engendro totalitario que fue la ley de memoria histérica del ahora aparcero de Maduro y miembro destacado de este selecto club latinoamericano de la peor extrema izquierda de todo el planeta, la bolivariana.

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No es de extrañar que llevemos unos días sufriendo a Zapatero de portavoz oficioso del gobierno sanchista porque, al final, esta nueva versión de la ley del rencor de la izquierda es el perfeccionamiento casi total del deseo de Zapatero cuando ideó aquella memoria con el fin de vengar la muerte de su abuelo, fusilado por los nacionales. Luego, es verdad, que hay muchos feroces antifranquistas que nunca le perdonarán al caudillo que no hubiese fusilado a nadie de su familia, aunque fuese de tercera o cuarta consanguineidad.

Por supuesto que esta Ley de Memoria Democrática no se hace para reparar nada ni buscar justicia, sino solo para intentar imponernos su dictadura del rencor, esa que hace que décadas después de la muerte de Franco en el PSOE se dediquen a luchar contra él mientras son incapaces de luchar contra el empobrecimiento de los españoles y el derecho a estudiar en español en todo el territorio nacional.

Todos aquellos que han pensado, redactado y defendido esta ley del odio y del rencor a la media España que ganó la guerra civil, solo tienen un propósito real, que es poder volver en el tiempo no para evitar esa guerra cainita del 36 sino para poder ganarla. De ahí que lo de menos es que se hayan apoyado en Herri Batasuna para aprobar en el Congreso esta coz directa a la convivencia y a la democracia, además de al más elemental diccionario y gramática en cualquier redacción que buscara presentarse al concurso de relatos de Coca-Cola. Quien tenga la paciencia y el estómago de leerse esta ley podrá sospechar que ha sido escrita por algún semianalfabeto que a duras penas se habría sacado el bachiller, pero que habría sido muy eficaz a la hora de sacarse el carné del partido.

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Veamos, por ejemplo, como en la ley del rencor socialista encontramos que las lenguas catalana, vasca y gallega (se han olvidado del bable), son declaradas «victimas del franquismo»; algo realmente asombroso desde muchos puntos de vista, sobre todo teniendo en cuenta que el socialismo actual es el principal avalador –PSC mediante– de la discriminación, persecución e imposibilidad de que en Cataluña puedan los niños ser escolarizados con un pírrico 25% de materias en lengua española. Nos cuentan, así, que Franco perseguía al catalán pero que ahora hay que proteger también esta lengua porque 50 años después de la autonomía cuasi de estado asociado de Cataluña, el español sigue siendo una amenaza.

Salía, eso sí, Felipe González diciendo que no le sonaba bien esta ley y Page, a su vez, explicando que olía mal cualquier cosa pactada con Batasuna. Que nadie se engañe: en el PSOE no existe ya ningún tipo de decencia o valentía política porque el virus del rencor y del delirio antifranquista hace tiempo que infectó de manera irreversible a sus órganos más vitales. ¿Qué gobierno puede permitirse el lujo de legislar sobre el pasado más tormentoso de un país justo en un tiempo donde se escuchan ya de cerca los truenos de una tormenta incierta de la historia? Solo uno lleno de insensatos, sectarios, mediocres y bolivarianos.

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