Políticos y ciudadanos
Se dice que cada país tiene los políticos que se merece pero estoy convencido de que esta afirmación, y referida al nuestro, no es cierta. Los españoles no nos merecemos la clase política que sufrimos
El descrédito de la política entre los españoles viene de lejos después de haber vivido momentos lúcidos y ejemplares como el de la Transición. Así ... lo refleja el estudio realizado por el 'Eurobarómetro Standard' (EB96) titulado 'Opinión Pública en la Unión Europea'. Fue realizado entre el 19 de enero y el 14 de febrero de 2022 en los 27 países miembros de la Unión Europea y otros estados por encargo de la Dirección General de Comunicación. Dicho estudio analizó tres ámbitos: situación económica y expectativas de futuro; confianza en instituciones, medios y ciudadanía europea; y prioridades de la UE. Las opiniones de los españoles respecto a las instituciones que generan mayor desconfianza son los partidos políticos (el 10% confía en ellos frente a un 86% que desconfía), seguidos del Congreso de los Diputados (19% que confía) y el Gobierno de España (24 % de ciudadanos que confían frente al 71 % que desconfían).
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Se dice que cada país tiene los políticos que se merece pero estoy convencido de que esta afirmación, y referida al nuestro, no es cierta. Los españoles no nos merecemos la clase política que sufrimos. Quiero avalar esta aseveración con algunos hechos. Habitualmente, las broncas en el Congreso y en el Senado se convierten en un espectáculo poco edificante cuando deberían debatir propuestas y plantear soluciones. Creo que el principal objetivo de los políticos es llegar al poder, y una vez en él, mantenerse a toda costa; de ahí que siempre tienen puesta la vista en las siguientes elecciones. Igualmente, y cuando existe un problema de calado, montan una comisión de investigación para abordarlo a pesar de que saben que es la mejor estrategia para diluirlo.
Durante las campañas electorales nos presentan excelentes propuestas que una vez llegan al Gobierno son incumplidas sistemáticamente. Luego están los candidatos cuneros o paracaidistas que se presentan por un distrito electoral al que no pertenecen, y que por lo tanto, desconocen los problemas de los ciudadanos a quienes piden el voto. El Senado es la cámara de representación territorial (art. 69 de la Constitución) pero parece un cementerio de elefantes. Aquí toman asiento algunos de los presidentes de las comunidades autónomas cuando pierden su gobierno a modo de premio de consolación. A pesar de ser la institución de la segunda lectura de los proyectos de ley del Gobierno que puede vetar o enmendar, es el Congreso quien finalmente asume o rechaza estas enmiendas: ¿entonces?
Las diputaciones, que tienen encomendadas el gobierno y la administración de la provincia (art. 141.2), son las grandes desconocidas de nuestras instituciones. Como ocurre con el monstruo del lago Ness, de vez en cuando aflora el runrún de su supresión pero luego desaparece. Otro elemento que contribuye al descrédito de la política es la corrupción. Valgan dos ejemplos recientes: el 'caso Gürtel', que fue denunciado por la Fiscalía ante la Audiencia Nacional por la creación de una red de corrupción política vinculada al PP; y la investigación de los Expedientes de Regulación de Empleo (ERE) que ha desentrañado los entresijos de la red clientelar tejida por el PSOE en Andalucía. Vemos también el trabajo que les cuesta a nuestros diputados lograr consensos sobre cuestiones claves como la educación. Desde la implantación de la democracia, han sido incapaces de urdir un Pacto de Estado sobre esta cuestión, y tampoco se han puesto de acuerdo para renovar el Consejo General del Poder Judicial, cuyo mandato está prorrogado desde diciembre de 2018.
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Así mismo, sabemos que en España existen territorios como Cataluña donde las sentencias no se acatan o se dificulta su aplicación. El Tribunal Superior de Justicia de esta comunidad, al igual que el Supremo y el Constitucional, ha establecido que el castellano debe ser lengua vehicular en esta región y ha fijado un mínimo del 25% de las materias a impartir en esta lengua. Pues bien, a las pocas horas de salir la sentencia, dijeron que no la cumplirían. ¿Dónde está la Alta Inspección de Educación del Estado? Igualmente hubo un golpe de Estado para independizarse de España que ostenta el récord de haber sido el más corto de la historia: 56 segundos. Sus responsables fueron condenados por el Tribunal Supremo a penas de entre 9 y 13 años de cárcel por sedición. Pues bien, tras una temporada a la sombra, fueron indultados. Como señal inequívoca de su arrepentimiento, las primeras palabras al salir de prisión fueron estas: 'ho tornarem a fer' (lo volveremos a hacer), y se quedaron tan panchos. Nuevamente retoman el derecho a decidir. Y ello a pesar de que la Constitución no contempla, como ninguna otra de Europa ni de prácticamente ningún país, el derecho de un territorio a desgajarse.
Luego están los ciudadanos que sí cumplen con su deber, que trabajan, que pagan impuestos y que se las ven y se las desean para llegar a fin de mes. Me refiero al tendero que cada día levanta la persiana de su negocio; al barrendero que de madrugada recoge nuestras basuras; al camarero que amablemente se acerca y nos dice: «Buenos días señor, ¿qué va a ser?»; al maestro que enseña a esos «locos bajitos» (Serrat dixit) a descifrar los símbolos de nuestra lengua; a los bomberos que con sus enormes máquinas cruzan la ciudad a 'calzón quitado' para apagar un incendio provocado a veces por la negligencia de un desaprensivo, o para salvar de una muerte segura al gatito de una viejecita que se le escapó en un descuido; o al médico que escrupulosamente analiza una radiografía. No, estas personas no se merecen, no nos merecemos a estos políticos.
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