En torno al actual 4º de ESO, entramos en contacto con la poesía en todas sus formas, entonces generalmente métricas.
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Existe aún –y debe seguir ... existiendo– un pequeño mamotreto, 'Las mil mejores poesías de la literatura castellana' que junto con una edición reducida de 'El Quijote' parecían sugerir miedo más bien por el tamaño. Pertenecían a todas las épocas, a todos los géneros, pero siguiendo las reglas métricas. Nos ayudaban así, a memorizar los poemas lo que imagino, sigue ocurriendo.
Encantaban y divertían las coplillas medievales 'Mingo, Revulgo, Aho', las Coplas de la Panadera, las eternas de Jorge Manrique. Luego el Renacimiento y el Barroco: Garcilaso, Quevedo y el retorcido Góngora. El Neoclasicismo pasaba desapercibido y el Romanticismo, parecía ridículo, aunque se quedaba muy bien en la cabeza «¡¡¡Guerra, gritó ante el altar, el sacerdote con ira!!!»
Con el 98 y sus desastres nace una nueva generación inestimable. A mí me conquistó la segunda antología de Juan Ramón Jiménez pero sobre todo la generación del 27, especialmente Aleixandre, García Lorca.
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Más tarde ya no entrabas en aquel tan querido libro si no que te ibas a las fronteras, a los sudamericanos o a los que pedían el pan y la palabra, que hacían de sus versos las armas de la Revolución: César Vallejo, Pablo Neruda, Gabriel Celaya sin olvidar aquella inocencia de los versos de Miguel Hernández.
El carácter académico o político de un poema resultaba irrelevante: solo interesaba si era bueno o malo. Así Manuel Machado era casi tan bueno como su hermano Antonio.
Los 'Cantos' de Ezra Pound me parecían tan maravillosos como los de sus discípulos, cuatro premios Nobel. El problema era encontrar un buen traductor, como ocurre en algunas de las poesías de Rilke.
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En la poesía, los jóvenes encontramos la libertad que es la esencia del ser humano y que nos lleva a buscar la verdad en el amor. Así se entiende por qué la poesía es cosa de novios y de novias que por tanteo y error acabamos encontrando que no hay otra verdad que el amor.
La rima puede desaparecer pero no el ritmo porque la poesía en realidad es la forma lingüística de la música y toda poesía es música, a la vez que toda música expresa en la forma del sentimiento, las verdades semiocultas del lenguaje.
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En la formación de la personalidad, la libertad es lo primero pero no la libertad de aquel que sale suelto, a campo abierto como dice Heidegger, sino como el que sigue el dechado, el modelo.
La rima poética adiestra al muchacho y a la muchacha, le enseña a callar para escuchar el 'númen', la inspiración que viene no se sabe de dónde, que viene de lo alto y que si no viene de ahí, es sonido de lata y máquina tragaperras.
Todos los haces de belleza que hacen la vida habitable, forman al que luego hará puentes, creará manufacturas, investigará en el laboratorio o transformará mundos.
Porque el contacto con los posible que nos abraza desde el vientre de nuestra madre, ilumina el mundo.
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