Rober Kennedy

Analista político

A la última ·

El otro día escuché al Kennedy malo decir que estaba harto de los expertos

Pío García

Logroño

Martes, 2 de septiembre 2025, 00:01

Este verano he descubierto mi auténtica vocación: analista político. Es un oficio en alza y que al parecer no requiere cualificación. Los carpinteros tallan la ... madera, los fontaneros arreglan las tuberías, los laterales izquierdos corren por la banda, los analistas políticos no se sabe lo que hacen. Son el tiramisú de las televisiones, el mejillón tigre de las emisiones radiofónicas, una especie invasora con una capacidad de reproducción jamás vista en biología.

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El otro día escuché al Kennedy malo decir que estaba harto de los expertos. En España llevamos mucha ventaja en esto: yo hace que no veo un experto desde que dejaron de emitir 'La Clave'. Quizá se hayan extinguido como especie, y no me extraña. Los expertos eran viejos, feos e indisciplinados y no todos sabían defender sus ideas a voces. ¡Mucho mejor los analistas políticos! Uno puede llegar a ser analista político con 26 años y un currículum vaporoso, fugitivo, que se pierde entre la niebla de una juventud indudablemente bien aprovechada. Los expertos, sin embargo, además de ser por lo general un coñazo, tienen un periodo de gestación muy superior al de las ballenas jorobadas. Tomemos el caso de los incendios. Apenas arde el primer roble, el analista político ya sabe quién es el héroe y de quién es la culpa. El experto, sin embargo, para decir cuatro cosas ha tenido que estudiar ingeniería forestal o algo parecido durante diez años o más, conocer el terreno, escrutar los datos disponibles, revisar planificaciones. Para colmo, sus opiniones no suelen ser taxativas ni faltonas y tampoco causan revuelo en las redes sociales. ¡Qué envidia tiene que estar pasando el Kennedy malo! ¡Cómo le gustaría una televisión como la nuestra!

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