Peatonalizando, que es gerundio

La actual crisis energética nos pide que dejemos las medias tintas y seamos grandes por una vez, eliminando de raíz por los siglos de los siglos nazaríes cualquier vestigio de tubo de escape en nuestro casco histórico. La solución pasa por mantener el precio actual de la gasolina. Unos días más a ese precio y nadie podrá llenar el depósito, lo cual inhabilita por completo el uso del coche salvo que lo uses empujándolo. Estamos viviendo los años del hambre energética, que pronto será hambruna masiva a pie.

El tráfico nunca dejará de ser un problema porque su ADN es un disgusto en sí mismo y una fuente de contaminación, aunque dicen que las deposiciones de las vacas contaminan más que los coches. Pero a día de hoy, que sepamos, las vacas no han atropellado todavía a nadie ni tampoco aparcan en doble fila como algunos coches en el centro, por lo que me decanto por estos animalitos como el mejor tráfico posible para nuestra ciudad.

La promesa de peatonalización del centro es más antigua que el universo, y como él, algún día dejará de extenderse en el tiempo para tener que concretarse. Y si ello ocurre finalmente, durante un par de horas tendremos un centro peatonal sin reseñas a destacar. Pero no se preocupe, pasadas esas horas de gracia a alguien se le ocurrirá coserse la pierna al acelerador y tirar «palante» como el de la linde, aunque la linde se acabe. Este pionero pasará por Puerta Real tronchando piernas e ilusiones, y ni un centro sembrado de minas antipersona podrán pararlo.

La peatonalización del centro promete ser la panacea total a nuestros problemas de tráfico contaminante y a esos kamikazes en plan Thelma y Louise que nos cepillan completamente gratis el traje, lo queramos o no, a base de restregones cuando pasan demasiado cerca de nosotros. Qué emocionante.