Laboratorio de análisis clíncios. Fotolia

El papel esencial de la Química en tiempos de pandemias

MARÍA LUISA FERNÁNDEZ DE CORDOVA

Jaén

Martes, 15 de junio 2021, 12:09

Desde el comienzo de la pandemia provocada por el SARS-CoV-2 la Química ha jugado un papel esencial desde todos sus ámbitos, tanto el ... científico-investigador como el industrial. Por una parte, el sector químico ha desplegado todo su potencial investigador de manera urgente en el hallazgo de vacunas y medicamentos eficaces para frenar la progresión de la enfermedad COVID-19. En la producción de medicamentos es pieza clave la síntesis de los principios activos, que habitualmente es una tarea compleja. Además, el llevar una pequeña molécula terapéutica desde su descubrimiento inicial hasta su fabricación a gran escala es un gran desafío al que continuamente se enfrenta la comunidad científica. Cada principio activo es sometido a una prolongada campaña de desarrollo de procesos para identificar una ruta «ideal» que permita, no sólo la preparación de cantidades masivas, sino además que esta se produzca con un bajo costo. Por tanto, el desarrollo de métodos eficientes y escalables para sintetizar moléculas que se necesitan con urgencia y de formas creativas de aprovechar materias primas abundantes es un reto al que a lo largo de la historia se ha enfrentado la Química.

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Desafío

Si volvemos la mirada atrás, ya desde la trágica pandemia de gripe española de 1918, que infectó hasta un tercio de la población mundial, son numerosos los ejemplos de ocasiones en los que la Química ha sido fundamental para enfrentarse al desafío de las enfermedades infecciosas a escala global. Así, tras el descubrimiento de la penicilina natural en 1929, el desarrollo de nuevos antibióticos como la penicilina V en las décadas posteriores supuso una revolución absoluta de la Medicina. Por otro lado, la síntesis de la quinina en 1944 inspiró a innumerables químicos y otros científicos para enfocar su trabajo en el tratamiento de la malaria, dando como resultado el desarrollo de medicamentos como la cloroquina y la artemisinina. A finales del siglo XX, la crisis del VIH/SIDA movilizó de nuevo a la comunidad química a fin de desarrollar un conjunto de antiretrovirales, como la azidotimidina y el dolutegravir. En todos estos casos la síntesis química, tanto en laboratorios académicos como industriales, ha jugado un papel primordial para abordar las graves crisis de salud humana a escala mundial.

En la crisis actual de la COVID-19, la Agencia Europea de Medicamentos (EMA) evaluó aceleradamente en el año 2020 los datos del fármaco Remdesivir (Veklury®) a medida que estaban disponibles, siguiendo un procedimiento de revisión continuada (rolling review), y se otorgó una autorización de emergencia a partir de los primeros resultados de los ensayos clínicos de fase III. El pasado 14 de abril, la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (AEMPS) publicó un informe de posicionamiento terapéutico (IPT) correspondiente al Remdesivir según el cual es el primer antiviral autorizado para el tratamiento de la COVID-19. No obstante, los datos disponibles en la actualidad no permiten asegurar que el tratamiento con este fármaco aporte un beneficio claro en términos de mortalidad, por lo que la relevancia clínica del beneficio que aporta presenta una importante incertidumbre. En consecuencia, se están desarrollando diferentes líneas de investigación encaminadas a mejorar, mediante la modificación de su estructura química, la actividad antiviral de este y otros prometedores fármacos - como Favipiravir, Tocilizumab o Sarilumab - frente al SARS-CoV-2, así como a comprender mejor el comportamiento del virus e identificar sus puntos débiles para combatirlo.

Tendencia

Por otra parte, dada la gran demanda actual de Remdesevir, la Química se enfrenta al desafío de mejorar su proceso de fabricación, que es complejo y requiere de un tiempo prolongado. La tendencia actual es incorporar en la síntesis de estos fármacos estrategias que sigan los principios de la Química Verde, implicando el uso de menos químicos y reactivos, menos disolventes tóxicos, y menos o ninguna producción de productos tóxicos y dañinos para el medio ambiente y con efectos adversos en la salud humana. Otras líneas de investigación que se están siguiendo actualmente se basan en el desarrollo de nuevos materiales, que incluyen en su estructura nanopartículas, para la fabricación de mascarillas, revestimientos y otros materiales con propiedades bactericidas y viricidas, o biosensores de diagnóstico que permitan detectar el virus en cuestión de minutos.

Es importante resaltar también el papel de la industria química en esta pandemia mundial, ya que se ha volcado en reforzar y priorizar determinados sistemas y planes de producción y ha readaptado sus líneas de negocio para dar respuesta a la elevada demanda de materiales y productos esenciales para la salud. En estos productos químicos de gran relevancia en esta crisis se incluyen, entre otros, los gases medicinales como el oxígeno, productos farmacéuticos, materias plásticas para la fabricación de jeringuillas, bolsas de suero y respiradores, polímeros y fibras sintéticas para la fabricación de EPIs, productos para desinfección y limpieza como lejía o agua oxigenada y antisépticos como soluciones y geles hidroalcohólicos para desinfección de manos. Como ya puso de manifiesto en el siglo V a.c. el famoso estratega militar Sun Tzu en el libro 'El arte de la guerra', es necesario conocer bien a tus enemigos a fin de luchar contra ellos de forma efectiva. Por ello, para el desarrollo de antisépticos efectivos contra el virus SARS-CoV-2 ha sido pieza clave conocer su naturaleza química, en concreto que posee una capa externa de lípidos que lo cubre y protege que puede ser disuelta fácilmente con un jabón, eliminando así sus nocivos efectos.

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Investigación

De la crisis actual por la COVID-19 hemos aprendido una importante lección, la necesidad de hacer una apuesta mayor que nunca por la investigación pública. Además, a fin de enfrentarnos con éxito a esta y a futuras pandemias que puedan devenir, es fundamental cuidar industrias estratégicas como la del sector químico, y dentro de él, el farmacéutico, ya que sobre ellas recae gran parte de la responsabilidad de dar una salida a las crisis de salud y mantener la competitividad de nuestra economía. Prueba de ello es la resiliencia que mostró el sector químico en pleno estado de alarma gracias a que fue declarado 'esencial'.

La Química nos rodea por todas partes y siempre tendrá un papel relevante en la mejora de nuestra calidad de vida y en el mantenimiento de nuestro sistema productivo.

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