El Papa León XIV como referencia

Andrés García Lorca

Catedrático de Universidad en el Área de Análisis Geográfico y Regional

Domingo, 24 de agosto 2025, 00:32

Hemos vivido una semana muy especial, tanto en el plano nacional como el internacional, se han sucedido hechos de singular importancia que han afectado a ... la realidad cotidiana y sobre todo han puesto en evidencia la pérdida de valores básicos así como los valores identitarios que caracterizan a las sociedades humanas, si bien a distintos niveles de escala.

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En España hay sucesos que referencian a la sociedad española, en primer lugar, los incendios forestales y la respuesta social y político institucional ante esta catástrofe. Resulta curioso cómo el desprecio a la naturaleza en su sentido más holístico tiene unas consecuencias catastróficas sobre las sociedades que lo padecen; unido a ello se ha expresado el divorcio entre instituciones territoriales y diferencias ideológicas, evidenciando que el modelo de estado constitucional manifiesta una cierta crisis que hay que abordar sin demora. La dimensión que ha alcanzado la destrucción del medio natural en España, solo se explica por la ineficaz o inexistente conservación del medio natural, fruto, en muchos casos, de una concepción ecológica desajustada y cargada por un sentido conservacionista que raya en la sumisión de la sociedad a este modelo ideológico que busca, en la supuesta protección de la naturaleza, la imposición de un sistema de poder y control social. La conservación del medio natural exige actuaciones de gestión encaminadas a un uso y aprovechamiento sostenible de sus recursos a la vez que evite los riesgos naturales inherentes. En este sentido, en esta semana, el Papa León XIV ha enviado un mensaje al Encuentro de Obispos de la Amazonía, significando la obligación de conservar la naturaleza evitando su destrucción; pero también advirtiendo que no debemos convertirnos en esclavos ni adoradores de la naturaleza.

En el plano internacional, los conflictos se localizan prácticamente en todos los ámbitos continentales, si bien las referencias mas mediáticas son Gaza y Ucrania, pero ello tal vez oculta situaciones terribles de enfrentamientos entre países fronterizos, entre ciudadanos de un mismo país o persecuciones religiosas, es por ello que el Papa pidiera a los cristianos del mundo que el viernes 22 realizaran una jornada de ayuno y oración por la paz y el fin de los conflictos en el mundo. No ha emitido ningún juicio sobre quien o quienes tienen o no razón, solo ha pedido aplicar la única recomendación de la que dispone la Iglesia para promover la paz, oración y sacrificio, que son la expresión del amor y solidaridad con los que sufren. Su solicitud no es solo una expresión de fe, es toda una lección de vivencia cristiana que viene a poner muchas cosas en su sitio que, en los últimos tiempos, tenían confundidas a muchas personas, a la vez que niega la visión estrictamente temporal del compromiso cristiano y realza el espíritu que lo define, el amor fraterno sin excepciones, que, además, exige llevar este mensaje a todos los pueblos y personas.

Un suceso que me ha llamado la atención y tiene un componente nacional, como es el caso de la Semana Grande en Bilbao, Ase Nagusia, como se dice en euskera, pues ha sido aprovechado para la exaltación del terrorismo por los nacionalistas, frente a la cobardía del Gobierno vasco y la sociedad bilbaína. Pero también estas fiestas desde 1978, se vienen celebrando con la introducción de símbolos que vienen a sustituir los referentes históricos y las raíces de la vascongada. Siempre, las fiestas de Bilbao han surgido entorno a la exaltación de la Virgen de Begoña, pero desde 1978, para popularizar las fiestas se creó la figura de una nueva «señora de las fiestas», la Marijaia, una muñeca horrible y gigante que simboliza al pueblo de Bilbao, ésta preside las fiesta y la sacan en procesión. Es una grotesca representación de lo autóctono, no se si comparable a los gigantes y cabezudos de nuestras fiestas, pero que, en nuestro caso, semejante esperpento nunca presidiría las fiestas, pues son en honor de la Virgen del Mar, Patrona de Almería. Nuestra Feria y Fiestas, a diferencia de lo que ocurre en Bilbao, son un espacio para el encuentro y la convivencia entre los ciudadanos… y sin exaltación de los asesinos etarras.

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