Nunca vino a Granada
Alberti ya nos contó por qué no vino y lo arrepentido que estaba de ello, pero esa señora se ha ido al cortijo de los callados sin aclararlo y uno no cree en las casualidades
Nunca vino a Granada Isabel II, ausencia que constituye uno de los rincones más oscuros de su reinado y al que nadie, como era de ... esperar, alude en esta hora de alabanzas y lisonjas a pie de ataúd. Nunca vino a Granada la reina de las reinas, la mujer que monarqueó la lenta caída de un imperio durante 70 años, larguísima extensión temporal, equiparable a una era geológica pero que, al parecer, no le bastó para acercarse por esta ciudad y su provincia. Digo al parecer porque nada más conocerse el tránsito de la Windsor, en la redacción nos pusimos como locos a buscar la efeméride, los textos, las fotos, las pruebas de su paso por Granada. Sus imágenes en el Patio de los Leones, la instantánea de Torres Molina en la que una señora bajita rodeada de un séquito obsequioso contempla arrobada el atardecer desde el mirador de San Nicolás, el posado en la cripta de la Capilla Real, el robado degustando un pionono o un corte de cassata, la «simpatiquísima estampa de su majestad Isabel II departiendo con un cabrero de Mecina Bombarón»… pues nada de nada. Nuestro gozo en un pozo. Ni una línea, ni una foto, ni la más mínima alusión. La nada.
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Ese inexplicable vacío no ha tardado en entrar en el terreno de lo enigmático. Las televisiones, los periódicos, las radios, las web llevan más de 24 vomitando información sobre la larga vida de la mujer más poderosa del planeta y destripando cada uno de sus días con el escrúpulo de un notario y la precisión de un miniaturista, pero nadie es capaz de ponerle el cascabel al gato. Es, y perdón por el tópico, el maldito elefante en medio de la habitación al que nadie parece ver. ¿Por qué no vino nunca a Granada Isabel II? ¡¿Por qué?!
Alberti ya nos contó por qué no vino y lo arrepentido que estaba de ello, pero esa señora se ha ido al cortijo de los callados sin aclararlo y uno no cree en las casualidades. Nuestros representantes, encima, lejos de anunciar una exhaustiva investigación para arrojar algo de luz sobre esa descomunal sombra de la historia contemporánea, se han lanzado al despropósito de una carrera por ver quién se muestra más conmocionado por la muerte de la reina inglesa.
Juanma Moreno ha concedido un día de luto en Andalucía y Díaz Ayuso ha subido la apuesta a tres. Un disparate. Respeto, solidaridad, condolencias, comprensión... me parece perfecto y basta una declaración institucional para expresar todo eso hacia el pueblo británico. Declarar días de luto aquí es fruto de una histeria preocupante. Además, por una señora que nunca vino a Granada.
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