Siempre me ha parecido un error la moda instalada desde hace unos años donde cualquier político importante que se precie tiene que estar las 24 ... horas del día dando su opinión sobre absolutamente todo, especialmente en redes sociales, en eso que los 'expertos' de la comunicación política llaman presencia constante. Esto último me lo acabo de inventar, como hacen la mayoría de asesores muy bien pagados para justificar el convertir la política en un circo frívolo y casi siempre inservible en nombre de la participación y la transparencia. En este sentido, contamos con la moda ya muy gastada de la 'regeneración', palabra que dicha de manera aislada y repetitiva no significa absolutamente nada, porque la única regeneración posible de la política es que se vuelva a convertir en una actividad seria e institucionalizada. Haber convertido nuestra democracia en un desfile de populistas y demagogos con 'tuiter' y egos indomables conlleva resultados nefastos que se irán viendo –y algunos ya se ven– poco a poco en el desarrollo de nuestras libertades políticas, sociales y económicas.
Publicidad
Pensando en el ayer, algo muy habitual en los nostálgicos fracasados que seguimos intentando repasar el pasado para encontrar la razón, me di cuenta en la pérdida de tiempo y de esfuerzo tan peligrosa que es la admiración que casi todos profesamos por ciertos 'referentes' cuando decidimos afiliarnos a un partido y trabajar para labrarnos nuestra carrera de mejorar nuestro país (risas enlatadas).
En aquel entonces estaba muy de moda una chica sevillana, que llegó a estar unos años en San Telmo… ¿Cómo se llamaba...?, ah sí, ¡Susana Díaz! Todos en Andalucía querían parecerse a ella, y cualquier idiotez que dijese era retuiteada y repetida hasta la saciedad por esos equipos de redes que buscaban 'amplificar' el mensaje del líder en la ciénaga tuitera. Una práctica que se hace con todos y cada uno de los 'ayatolás' de partido, porque los jóvenes políticos desean parecerse a sus mayores en cuanto a ocupar pronto su sillón. Aunque, siendo honestos, hay admiraciones y cultos sinceros a personalidades relevantes, siendo estas las más tóxicas porque son las que peor acaban. Si en la vida es imposible complacer absolutamente a todo el mundo, imagínate dentro del juego del poder, de ahí que uno de los mejores consejos que pueda dar es el siguiente: jamás empeñes tu palabra en dar brillo al pedestal donde subas a tus ídolos de partido. No es que sus pies sean de barro, es que su cháchara acaba siendo radioactiva.
Otra cosa distinta es contar con referentes y ejemplos de lo que se puede llegar a ser y a hacer, y lo que no se debe. Y qué mejor ejemplo que el acto del otro día en el PSOE, donde juntaron a las dos almas socialistas en una sola: Felipe, contra Zapatero y Pedro Tramp. Defender el legado y la figura de Felipe González se empaña cuando lo ves al lado de dos auténticos destructores de su legado. Haber dimitido porque no le dejaban quitar el marxismo de la identidad del partido por entonces es incompatible con apoyar con tu presencia y con tus silencios –más que con tus palabras– a un personaje que ha entregado la idea de la socialdemocracia al populismo izquierdista más desquiciado, sectario, inservible y totalitario que ha colonizado un partido de consenso y de mayorías desde la existencia de ese Frente Popular que nos llevó a la guerra civil.
Publicidad
Pero en esto también encontramos una explicación descarnada de nuestra terrible decadencia: transitar de querer parecernos a González a aplaudir y venerar a farsantes semianalfabetas como Yolanda, que lloró en el Senado cuando se aplicó el 155 a Cataluña. Dice la ministra de no sé qué, la Montero andaluza, que no encendamos la calefacción y nos arropemos con unas mantas, como hace ella. Yo le pediría que cuando llegue la primera ola de frío se conecte todas las noches al 'tiktok' y haga un directo verificado para enseñarnos cómo lo soporta gracias a sus mantitas. Que la transparencia y la sobreexposición sirvan para algo educativo.
Suscríbete durante los 3 primeros meses por 1 €
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión