La nueva biblioteca de Andalucía

Si Granada quiere tomarse en serio la candidatura a ser capital europea de la cultura en 2031 la cuestión de contar con una nueva biblioteca de Andalucía, a la altura de los tiempos, no es una cuestión menor. Sin duda la Junta de Andalucía podía hacer una magnífica aportación para fortalecer la candidatura ofreciendo a los granadinos, y por extensión a los andaluces, una nueva biblioteca, después de tantos años ubicada en el edificio de la biblioteca provincial.

En el Plan Estratégico de Granada (2020) en el eje 'Granada ciudad cultural' se plantea construir un espacio para el encuentro, el enriquecimiento, el intercambio y la divulgación cultural. Este lugar lo describe así: «Crear un espacio para el encuentro, el intercambio de ideas y la promoción sociocultural, en el que se puedan desarrollar actividades culturales, albergar emprendedores en el ámbito cultural. Un espacio dedicado a la creatividad y la creación cultural, en el que conviva la actividad económica con la promoción y divulgación del arte y la cultura».

Sin nombrarla, lo que el plan describe es lo que llamamos «biblioteca de creación», que es el nuevo modelo de biblioteca que se está planteando y que en algunos países tiene ya ejemplos señeros. La biblioteca que todos conocemos, la informativa, se caracteriza por concentrar casi todos sus esfuerzos en el suministro de información, la colección es lo fundamental. La biblioteca de creación se basa en tres pilares: aprender, crear y disfrutar. Lo usuarios pasan a ser lo fundamental, hacer comunidad, y la información es una labor más.

Para la nueva biblioteca lo ideal sería la construcción de un edificio y no la adaptación de uno existente, pues con la amplitud de servicios que acabamos de comentar una adaptación es difícil de realizar. Sería el momento de plantearnos un edificio simbólico, una arquitectura que transmitiera seguridad, innovación e identidad. Un hito arquitectónico. La Junta tiene pocos edificios en Granada, por no decir ninguno, que sean una arquitectura actual, moderna, podía plantearse llenar este vacío, y nada mejor que una construcción para un edificio que será la cabeza del sistema andaluz de bibliotecas.

Al abandonar el espacio que ahora ocupa en la biblioteca provincial también ésta se vería muy favorecida, pues al contar con mayor amplitud se podría plantear nuevos servicios, que ahora son impensables por no tener espacio. Por tanto, este nuevo edificio para la biblioteca de Andalucía, más la liberación de espacios para la biblioteca provincial, vendría a representar un salto cualitativo en lo que a lectura pública en Granada se refiere, con la repercusión que tendría en Andalucía. Si tenemos presente que ninguna biblioteca pública de las existentes en Granada se puede considerar «biblioteca de creación» esta nueva realidad representaría el salto cualitativo que estamos comentando, y una excelente tarjeta de presentación para la candidatura de la capital europea de la cultura.

Esta intervención, que de alguna manera es la 'creación' de dos bibliotecas, debería representar un afianzamiento en ver a Granada como ciudad cultural. Reforzar el imaginario de Granada como ciudad de cultura y conocimiento.

Que las bibliotecas, y los nuevos servicios y actividades que representan, pueden generar un cambio en el imaginario de una ciudad lo podemos ver en el caso de la ciudad de Medellín. Durante un tiempo sufrió la problemática de los cárteles de droga y el narcoterrorismo. Desde hace unos años esta ciudad ha hecho un gran esfuerzo en la construcción de bibliotecas, con la idea de cambiar la imagen de la ciudad, y actualmente tiene una de las experiencias más interesantes en cómo la biblioteca puede cambiar el modelo de una ciudad.

Si queremos que Granada sea capital europea de la cultura en 2031 una actuación como la que comentamos puede ser una buena baza para plantear un proyecto cultural de conocimiento, de creación y de innovación, solvente y con sentido.