'Mundo fantasma'

Mónica Doña es de Jaén y para mí, es casi paisana por vivir en Úbeda aunque, desde hace tiempo, tiene su residencia en Granada. La conocía desde hace muchos años como cantautora -formó parte de la I Antología de cantautores andaluces, en mil novecientos ochenta y seis- y, desde hace menos años, pero también bastantes, como poeta; recuerdo que un alumno de la Universidad de Jaén habló en clase de su libro 'La cuadratura del plato' que había obtenido el premio de poesía Vicente Núñez de la Diputación de Córdoba en el año dos mil diez y, naturalmente, lo busqué y entré en el universo cotidiano y las emociones de la autora, en su lucha contra las convenciones y las imposiciones de un modelo de vida que ha cambiado la autenticidad por la rapidez. Después, nos vimos algunas veces, una de ellas en Úbeda, en la presentación de '¿Quién teme a Thelma & Louise?', una obra magnífica con memoria en «femenino y singular», con el paso del tiempo y la complicidad y la sororidad de las mujeres, esa forma de ser compañeras que a mí me demostró sobradamente cuando le propuse que me prologara un libro de poemas y no solo aceptó encantada, sino que escribió un texto precioso.

Y ahora, nos ofrece este 'Mundo Fantasma', poemas que hacen visibles las causas de esa realidad que el capitalismo pretende ocultar para que no podamos luchar contra ellas y quedemos inermes ante sus efectos; palabras que nos fijan en un lugar y en un tiempo, porque somos seres históricos que vivimos las contradicciones de este momento, el individualismo exacerbado que el sistema ha ofrecido como libertad para vivir a la carta y que deviene en soledad y tristeza, en el abandono de toda esperanza… Las palabras están cansadas, han perdido su brillo porque el poder quiere que signifiquen otra cosa, para que nada escape a su control; la fugacidad de la vida que pasa «deprisa, deprisa» -otro mito del capitalismo- y, al mismo tiempo, se agota en la espera; la soledad de los pronombres, confinado cada uno en sus verbos y en sus preposiciones, buscando una cuarta persona del singular con la nostalgia del plural y mitigada, no por casualidad, con la lectura de las Rimas de Bécquer. Y la conquista del espacio, la habitación propia desde donde la poeta revela el mundo con su palabra y nos señala el fantasma que debemos identificar. Porque ése es el paso previo a combatirlo. Gracias, Mónica.