Llama la atención que ahora algunos quieran salvar el Día de la Mujer y sus manifestaciones. Ya salvamos la Navidad y así nos ha ido. ... Sería bueno instaurar el día de la estupidez porque candidatos a celebrarla hay muchísimos».
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Resulta que a lo largo del año hemos dedicado los días a los temas más inverosímiles. Hay días mundiales, internacionales y hasta semanas. Hay días dedicados a cosas serias como el que celebramos el domingo sobre las enfermedades raras, o el día de los derechos humanos o de los derechos de los niños; el de la erradicación de la violencia de género o el día internacional del Trabajo; hay días comerciales que solo pretenden que nos gastemos el dinero como el día del Padre, de la Madre, san Valentín; días suculentos como el de la tapa, de la hamburguesa, del croissant, del chef; y hay días estúpidos como los dedicados a los OVNIS (que se supone que no existen), del día del orgullo Friki, del beso robado, del orgasmo femenino, el día de llevar el perro al trabajo (este es el 21 de junio por si alguien quiere celebrarlo), el día internacional de las bromas, el del número Pi, el del pistacho, del pangolín (hasta hace algo más de un año no sabíamos qué era eso), también el día de James Bond; días familiares como el de los tíos y el de la suegra; días que se complementan como el día más triste del año (18 de enero) o el día más feliz del año (20 de junio). Es decir, días para todos los gustos y como somos un poco cuadriculados solo se celebran el día escogido y no lo entiendo porque el día mundial de la croqueta que es el 16 de enero yo lo celebraría los 365 días del año.
Y hoy, 8 de marzo, celebramos el Día Internacional de la Mujer. Y como somos de celebrar pues más de un colectivo tenía previsto conmemorarlo este fin de semana con manifestaciones y concentraciones. No creo que lo más sensato sea celebrar una manifestación para conmemorar este día, que lo hagan los negacionistas sin mascarillas con besos y abrazos. También lo podríamos hacer una vez alcanzada la inmunidad de rebaño, por ejemplo, el 20 de noviembre si es que la hemos alcanzado y así acallamos a los nostálgicos del pasado tiránico. Ya tuvimos bastante el año pasado con la celebración de las manifestaciones del 8 de marzo que para muchos fueron el inicio de la pandemia en este país que cuenta ya con más de 70.000 fallecidos. Unas manifestaciones que el Gobierno no prohibió, sino que alentó y al que se le ha tildado por ello de asesino. Unas manifestaciones que se celebraron antes o después de que miles de personas asistieran a campos de fútbol y recintos deportivos o a correr en innumerables carreras del Día de la Mujer.
Por eso, llama la atención que ahora algunos quieran salvar el Día de la Mujer y sus manifestaciones. Ya salvamos la Navidad y así nos ha ido. Sería bueno instaurar el día de la estupidez porque candidatos a celebrarla hay muchísimos. Se me ocurren múltiples maneras de celebrar el Día de la Mujer porque tengo claro que hay que celebrarlo, pero lo que tengo aún más claro es que no se puede hacer con concentraciones o manifestaciones.
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Lo que más me cuesta asumir es que no hayamos aprendido nada. La cifra de contagios desde el inicio de la pandemia supera los tres millones cien mil personas y la de fallecidos los 70.500 ciudadanos. Y aún nos planteamos salir a la calle en grupo para festejar un día que se debería celebrar a diario como el de las croquetas porque a diario es cuando debemos reivindicarnos. No sé, pero un poco de sentido común no nos vendría nada mal.
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