La caída de la inflación en cuatro décimas en agosto, hasta el 10,4%, según adelantó ayer el INE, representa una mínima tregua para las ... familias y la economía, aunque por ahora nada hace presagiar un inminente cambio de tendencia. El retroceso está relacionado con el abaratamiento de los carburantes. Sin embargo, el precio de la electricidad, disparado en los últimos días, está en máximos históricos pese al impacto favorable de la excepción ibérica y persisten los efectos de la guerra en Ucrania en el conjunto de la cesta de compra. La mejor prueba de ello es que el IPC subyacente, que excluye la energía y los alimentos frescos, ha ascendido tres décimas para situarse en el 6,4%, su mayor nivel desde enero de 1993. La vicepresidenta Nadia Calviño quiso vincular el ligero respiro con la «eficacia» de las medidas del Gobierno y se mostró convencida de que la inflación continuará a la baja en los próximos meses. No es del todo descartable que haya tocado techo o que esté a punto de hacerlo. Pero la amenaza de corte del gas ruso, la evolución de la guerra y las consecuencias de la sequía cuestionan ese optimismo, que será puesto a prueba por la vía de los hechos.
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