Hablemos de la Justicia

Hace apenas dos meses remarcaba en un artículo de domingo como este que la Justicia es uno de los valores fundamentales de nuestro sistema democrático, incluso pese a su achacoso estado de salud. Y estos días hemos comprobado hasta qué nivel Almería tiene un problema con la Justicia que seguirá siendo un déficit para el funcionamiento democrático, un debe sin el que esta sociedad seguirá sin poder enorgullecerse del funcionamiento institucional.

En El Ejido hay dos generaciones de ciudadanos que no saben quién es Juan Enciso, el alcalde al que la Audiencia Provincial acaba de enviar cinco años y tres meses a prisión por el saqueo a los impuestos de sus vecinos. Nueve años de investigación, 18 meses de juicio y 626 días hasta la sentencia del Caso Poniente son solo cifras tras las que hay imputados a la espera de que alguien decida sobre sus vidas, ciudadanos aguardando a que les repongan las arcas esquilmadas por una trama corrupta y una sociedad al completo observando que la Administración de Justicia no funciona como debiera. Son además la talla con la que medirse.

Hablamos constantemente del problema que supone que Almería no tenga unas comunicaciones dignas, su afección al tejido social y económico. Se debate sobre la necesidad del AVE, de un tren de Cercanías, del Puerto-Ciudad o del servicio de limpieza. Se critica la capacidad de gestión de los munícipes, la mejor o peor representación institucional de diputados y senadores en Madrid. Se debate sobre el muy deficitario sistema de salud ambulatoria, con citas par dos semanas, o de la falta de plazas de FP, la multiplicación de las aulas prefabricadas o las subidas de los impuestos. Pero nadie parece tomarse en serio uno de los principales problemas de la provincia: una Administración de Justicia lenta, exasperante, que no responde a las necesidades de la sociedad almeriense del siglo XXI.