¿Han leído ustedes a Marcial Lafuente Estefanía? Entretuvo a varias generaciones de españoles con sus novelitas del Oeste norteamericano. Era entretenimiento puro, sin pedirle ... más. Muchos lo leían en el metro o en los autobuses de las grandes ciudades industriales españolas. El equivalente a las novelas rosa de Corín Tellado. No había profundidad alguna en ellas: lugares comunes, intriga suficiente para enganchar, lenguaje reducido, simple.
Publicidad
Pues bien, con ambos temas también puede hacerse alta literatura. ¿Qué es alta literatura?: aquella cuyo lenguaje es rico, cuidado, cuya estructura es esmerada, exquisita en imágenes y situaciones sorprendentes. Y sobre todo, aquella que, apoyándose en la tradición, renueva.
Acabo de leer una novela del Oeste, sí señores, pero ¡qué novela! Demostrativa de esa tesis que encabeza este artículo. Se trata de 'Abel', de Alessandro Baricco. Este autor ya lo hizo en 'Seda', una obra corta y contundente, si bien aquí el tema no se arriesgaba a ser manido como en este nuevo texto. Pero lo manido puede airearse y convertirse en fresco. Abel Crow, el protagonista, es un pistolero. A raíz de este asunto que ya trataron Ford, Hawks, Hathaway, Walsh, Leone o Eastwood, creadores de una épica americana, Baricco extrae una aventura espiritual, aspecto negado por el narrador y protagonista, que se define simple, pistolero-sheriff legendario en tierras sin apenas ley, que cita a Platón y a Anaxímenes, con un ayudante que se sabe de memoria a Voltaire. Mezclado con expresiones groseras más próximas a la realidad del personaje y de quienes lo rodean.
Varias historias lo involucran y se entrecruzan sin un orden cronológico que habría sometido la narración a un corsé facilón. No obstante, el lector no pierde en ningún momento el hilo sino que lo disfruta. Es este aspecto, el del goce, el que convierte esta obra en soberbia, al igual que sucedió en 'Seda': pinceladas suaves definitorias de la intención narrativa del autor: su novia Hallelujah, su madre que desapareció dejándolos a él y a sus hermanos solos en el rancho, pues el padre había sido asesinado, una bruja que le anticipa la muerte tras su segundo nacimiento, consistente en abandonar su oficio, un médico ambulante, padre adoptivo de Hallelujah, un Maestro ciego que le enseña a disparar y a vivir. Novela de aprendizaje, estos personajes lo avocan a una conclusión: la falsedad de la relación causa-efecto, el caos en el cual consiste la vida. Imprescindible.
Suscríbete durante los 3 primeros meses por 1 €
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión