Migrantes Walking Dead
«En opinión de la edil, Almería se ha convertido en el escenario de Walking Dead, con personas migrantes que se pasean de un lado para otro sin hacer absolutamente nada y, lo peor, sin que informen a ella cuando se los encuentra de cuáles son sus planes de vida»
Las mociones que plantean los grupos municipales son, la mayoría de las veces, un despiporre. Lejos de generar un necesario debate social y de gestión ... de ámbito, sobre todo, local, están dejando muy a las claras lo que subyace en lo más profundo de cada grupo y no lo digo con admiración. Por nadie. Sirva como ejemplo lo acontecido esta semana en el pleno del Ayuntamiento de Almería en el que se debatían diferentes mociones: en defensa del pueblo palestino, de los derechos de la población trabajadora autónoma y de ejercer un control sobre la inmigración. Sobre ninguna de estas tres cuestiones tiene competencia el consistorio almeriense y, en general, ninguno.
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Cuando se da este caso -que es lamentablemente el más habitual- las y los ediles empiezan a tirar de argumentario regional o nacional de su partido y leen engoladamente cada uno de sus postulados ideológicos con los que la gente puede comulgar o no. Sin embargo, el ridículo aumenta cuando el o la edil se sale del guion y trata de improvisar un argumento con la intención de darle un toque personal a lo que dicta el partido, y esto lo representó magníficamente bien la concejala de Obras Públicas, Mantenimiento, Accesibilidad y Economía Azul, portavoz del equipo de Gobierno, primera teniente de alcalde y portavoz del Grupo Popular, María Sacramento Sánchez, cuando defendió la moción sobre el establecimiento de un proceso migratorio ordenado, como quien coloca calcetines en su cajón.
En opinión de la edil, Almería se ha convertido en el escenario de Walking Dead, con personas migrantes que se pasean de un lado para otro sin hacer absolutamente nada y, lo peor, sin que informen a ella cuando se los encuentra de cuáles son sus planes de vida. Según María Sacramento Sánchez, cada vez que sale a la calle es testigo de los «problemas» que está generando la «inmigración no controlada» por lo que su partido quiere plantear una «regulación de la inmigración que viene sin papeles» porque -justifica- «vemos a diario personas deambulando que no sabemos ni de dónde vienen ni hacia dónde van». Esto último lo puede comprobar sencillamente siguiéndoles. Y el «de dónde» se lo puede imaginar: de un país en el que no comía, en el que no podía estudiar o trabajar, donde se le rechazaba por su condición sexual o raza, o religión, o ideología, de una casa que había sido devastada … de una vida que, a buen seguro, a Sacramento Sánchez no le gustaría vivir y que los Walking Dead tampoco le desearían aunque hubieran tenido conocimiento de la despectiva manera a la portavoz del equipo de Gobierno Municipal se refirió a ellos y ellas en su intervención plenaria. Para ella es gente que va para allí y para allá. Hasta ahí el argumentario.
Hace mucho que no voy por el Ayuntamiento de Almería a cubrir informaciones, pero cuando lo hacía les aseguro que también veía a mucha gente deambulando sin saber de dónde venían ni a dónde iban y, según me han contado, la cosa no ha cambiado; y de ahí, esta 'chorromoción' exprés. Deambular lo hacemos muchos y muchas por la calle, también los alemanes, italianos y británicos que se pierden y pululan y la población ucraniana a la que acertadamente acogió el propio ayuntamiento en su momento. No sé si también iba con ellos la cuestión. Para invitar a un debate serio sobre un asunto de máxima actualidad sería recomendable sostener, también, argumentos serios y de calado y no solo apelar a ejercer un 'control ordenado' -que tampoco se detuvo a analizar- sobre la llegada, presencia y estancia de la necesaria población migrante en Almería.
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