Puerta Purchena

¿Dónde meterse?

«Si se es monárquico, católico practicante y se confía en las fuerzas y cuerpos de seguridad del estado, ¿qué posición se adopta?»

Marta Soler

Periodista

Viernes, 26 de septiembre 2025, 00:01

La crudeza de determinados asuntos de máxima actualidad junto a la obstinación de determinados sectores por seguir ocultando lo evidente, por engañar y tergiversar la ... realidad está avivando posiciones poco frecuentes de reconocidas personalidades de la vida pública que quieren marcar distancia de esta ola reaccionaria con la que se les ha podido históricamente relacionar por la propia naturaleza de su cargo.

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En este sentido, cabe destacar la posición adoptada por tres de ellas en los últimos días: la del obispo de Almería, la del jefe del Estado Mayor de la Armada y la del rey de España. Este último, reconocido internacionalmente como máximo representante del pueblo y del estado español, dijo ante la ONU y, con ello, ante el mundo, que había que hablar y no guardar silencio ni «mirar hacia otro lado» ante la «devastación, los bombardeos, incluso de hospitales, escuelas o lugares de refugio; ante tantas muertes entre la población civil o ante la hambruna y el desplazamiento forzoso de cientos de miles de personas» en referencia a lo que está haciendo Israel con el pueblo palestino que avergüenza a la mayoría salvo a unos cuantos y cuantas muy parecidos. «Son actos aberrantes que están en las antípodas de todo lo que este foro representa. Repugnan a la conciencia humana y avergüenzan al conjunto de la comunidad internacional», ha dicho el rey cuando se supera ya la cifra de 67.000 asesinados en Gaza por las bombas o disparos de Israel.

Otra persona que ha puesto pie en pared cuando le han querido llevar por un camino que ha considerado no transitable es el jefe del Estado Mayor de la Armada, que sabe un pelín de seguridad y de ciudadanía. El almirante general Antonio Piñeiro miró a la cara fijamente a Ortega Smith (que ya hay que tener estómago) y le dijo que no, que la armada no está para determinar si están llegando muchos, pocos o menos cayucos o embarcaciones de ningún tipo con personas procedentes de otros países a bordo, sino que está para ayudar a quien pide auxilio y está en el mar, que su misión es ayudar y que el tema de los movimientos migratorios se lo deja a la gente de los despachos y a la guerra que han abierto las derechas contra los derechos humanos.

Y mucho más cerca, en Almería, el obispo ha vuelto a posicionarse donde se espera que esté, junto a quienes más lo necesitan como máximo representante de la iglesia en la provincia. Y le necesita la población migrante, hacia la que siempre ha mostrado su cariño y consideración el prelado Antonio Gómez Cantero. Lo ha dicho esta semana claramente en este periódico: «El objetivo de la Iglesia Católica es estar donde hay una necesidad social», así que, claramente, el que no quiera estar es quien debe irse y no estorbar. La frase entrecomillada la pronunció con motivo de la campaña xenófoba iniciada por familias del colegio San Ildefonso en oposición a que migrantes -que llevan más tiempo en España que algunos de sus hijos e hijas- se formen como dios manda en las instalaciones del colegio diocesano para poder desarrollar un trabajo en Almería, que buena falta nos hacen porque luego les llamamos para nuestros invernaderos, hogares y para acompañar a nuestras abuelas y abuelos. ¿O quiénes van?

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Ante estas afirmaciones, si se es monárquico, católico practicante y se confía en las fuerzas y cuerpos de seguridad del estado, ¿qué posición se adopta?, ¿dónde meterse cuando tus 'ídolos' dan lecciones de humanidad, de concordia y de rechazo absoluto al racismo y a los genocidas?

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