¿Qué haces cuando solo van cinco personas a ver la obra que estrenas en una sala? ¿Te lo callas o lo cuentas en tus ... redes sociales? La pregunta puede resultar obvia, sin embargo, la actualidad a veces nos regala momentos inesperados que dan pie a repensar lo que consideramos una norma. La pasada semana, el actor Alex O'Dogherty presentó en Bilbao su documental 'De todos lados un poco. Un viaje a través de los orígenes', un trabajo de investigación sobre la procedencia de su apellido, iniciado por su padre cuando era pequeño, y que acaba indagando en la identidad, la historia migratoria y nuestra necesidad de movimiento.
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Cuando terminó la proyección, el autor salió a hablar con el público que había acudido al pase, pero en el patio de butacas sólo se encontró a cinco personas. Eran tan pocos que parecía una reunión de amigos. O'Dogherty entonces se hizo un selfi con ellos. La sala se ve vacía, pero lejos de eliminar la foto y escurrir el bulto, el actor la subió a sus redes sociales para contar lo que había pasado. Esconder los fracasos es una cuestión de pudor y así lo atestiguan los refranes, pero en la construcción del relato virtual hay una idea falaz de lo que entendemos como éxito.
Cuando el actor compartió la imagen, su gesto se convirtió en noticia. «A veces lleno teatros y otras no, y anoche vinieron cinco personas y las muestro orgulloso porque fueron encantadoras y sus comentarios hacia el documental estuvieron llenos de cariño y reconocimiento», dijo en la publicación. Más allá de la anécdota, y sin afán por romantizar la épica del fracaso, su arranque de sinceridad ha provocado un cuestionamiento hacia lo que contamos, lo que compartimos y la versión que nos llega filtrada por ese sesgo y que asumimos como modelo. Mostramos lo perfecto, desde los platos de cocina hasta los posados, ¿quién querría pasar horas ante un teléfono viendo lo fallido, lo defectuoso que nos sucede a diario?
«Últimamente, he decidido rebelarme contra la tiranía del éxito en redes sociales», contó O'Dogherty en la SER. «Si al teatro le faltan dos filas, no lo enseñes que va a parecer un fracaso, pero eso no es verdad», dijo, porque la verdad tiene muchas maneras de dar la cara. Unos días antes del gatillazo de Bilbao, el documental había puesto en pie al auditorio de San Fernando, en Cádiz, donde se proyectó ante un lleno absoluto. Y allí estaba su padre, viendo a su hijo terminar la investigación que había iniciado él con 15 años. Éxito es lograr un ascenso a Primera, una matrícula de honor, ganar un Goya, un premio literario, sacar un cinco en última convocatoria, pero también lo es el proceso de llegar a tu meta aunque nadie lo vea.
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