Hasta la marmota sabe del cambio climático

La marcha de Viedma a la Secretaría de Organización del PSOE andaluz dejaba vacante el mismo cargo en el provincial. O sea, el número dos en el escalafón socialista jienense, que no es poco. Para ocuparlo eligieron a la exalcaldesa loperana Isabel Uceda, que ya era secretaria de Política Municipal, es decir, la número tres del partido. Pero, ¿qué hacían con el senador urgabonense Jose Latorre? Si lo ponían de tres, tenía que dejar la ejecutiva andaluza (los cargos en ejecutivas 'cercanas' son incompatibles) y no querían, oiga.

Y ahí entra la solución trinitaria. El número uno, Reyes, que cuando echó los dientes ya estaba en el partido, ideó la singular fórmula, amparada por los estatutos, de que Uceda sea la número dos y tres, una y dúo, y Latorre sea adjunto de ella y de ambas secretarías. Y que trabajen como buenos hermanos, que en un futuro no muy lejano el cielo les recompensará, a ambos. Todo ello apunta a que Latorre es el elegido para la sucesión, a día de hoy, pues para ello aún quedan un par de años, si no se les tuerce el carro antes. Dos años en la política actual es una eternidad. Se desconoce, por ejemplo, si la portavoz parlamentaria, Ángeles Férriz, dará definitivamente el paso, ahora que tiene más tiempo. Los delfines suelen ser inteligentes, pero son animales muy expuestos. Por esos los protegen.

Pleno municipal de mociones en la capital, a beneficio de inventario y con más ruido que nueces, lo que empieza a inquietar al propio equipo de gobierno, que ve cómo los asuntos pendientes se amontonan. 'Tempus fugit'. Vox pidió más aseos públicos y a ser posible para españoles, JM+ reclamó más infraestructuras eléctricas para que vengan empresas, el PP pidió más Constitución y el PSOE le cedió su moción a la plataforma Jaén por Palestina para exigir el cese el fuego en Gaza, ayuda humanitaria, que no se ataque a la población civil o que se respeten los derechos humanos, pero no fue aprobada de forma incomprensible. «¿Qué tiempos son estos en los que tenemos que defender lo obvio?» (Bertolt Brecht).

PP y Vox recordaron el atentado de Hamás, defendieron el derecho de Israel a defenderse y votaron en contra, mientras que Jaén Merece Más dijo que era una moción ideológica y que no era el foro adecuado, como si las guerras nos fueran ajenas, como si en la aldea global la invasión de Ucrania no hubiera subido los precios a los jienenses y la de Gaza no hubiera incrementado la inseguridad internacional.

Y no. No había que ser judío para condenar el salvaje atentado de Hamás, como no hay que ser palestino para condenar la masacre actual. Nos alcanza como humanos sin más. Son muchos en el mundo los que piden paz, también judíos, y buscar otra solución después de décadas de fracaso de la vía militar. Y el Tribunal Internacional de Justicia de Naciones Unidas cree verosímil que Israel esté cometiendo un genocidio. Pero en Jaén, los representantes políticos de sus ciudadanos dijeron 'no' al cese el fuego y a la ayuda humanitaria, perdiendo una gran oportunidad ética. Incluso pudieron votar por puntos si no estaban de acuerdo con todo como otras veces o presentar enmiendas. Pero no.

Desde Jaén no se puede arreglar una guerra, pero los jienenses al menos no quieren que sus representantes les avergüencen.

Los vecinos de las urbanizaciones de los Puentes, a las afueras de la capital, llevan también meses pidiendo la luna de los desamparados: una reunión. Sí, una reunión. La de mesa de seguimiento del protocolo firmado en 2006, pues en ella se sientan todas las administraciones y pueden llegar a acuerdos, en lugar de tener a los vecinos como a una pelota de pimpón. Acuerdos para que se limpien los cauces, como hacía años atrás la CHG, que evite nuevas inundaciones y nuevas desgracias personales, o para ver quién hace el colector que recoja las aguas residuales, sin el cual no pueden regularizar 4.000 viviendas, que se dice pronto.

El encargado de convocar dicha reunión es el Ayuntamiento, que no dice que no pero que prefiere reunirse por separado, alegando que cada puente tiene su singularidad, aunque hay asuntos comunes: nadie en la zona quiere ahogarse y todos quieren regularizar sus casas, acogiéndose a la nueva ley de la Junta.

Y los agricultores padecen una tormenta perfecta, de costes de producción altos, sequía, limitaciones de la UE y competencia extracomunitaria de productos más baratos y con menos condicionantes medioambientales.

Un conflicto de calado y una 'batalla cultural' y electoral. La Junta culpa al Gobierno y este a la Unión Europea, cuando curiosamente la UE mantiene parte de la agricultura con sus ayudas e intenta evitar los excedentes. Unos agricultores superproductivos (avances tecnológicos, fertilizantes, riegos) a quienes nadie quiere decir que el modelo no se sostiene y que no hay agua para todos. Y en lugar de consumir menos, la únicas propuestas en Andalucía son 'producir' más agua, con el falso mito de las desaladoras y los buques cisterna de emergencia.

Hasta la marmota sabe lo del cambio climático.