Pozo ilegal en Andalucía. IDEAL
La Carrera

Sin transparencia ni información

La Junta debe hacer un replanteamiento integral del modelo económico y productivo, porque es incompatible con una tierra en emergencia climática que ha llegado para quedarse.

María Jesús Martín González

Sábado, 10 de febrero 2024, 00:17

Parece que algunos solo saben desde la perversidad ver y contar la actualidad al modo de telenovela, para convertir a la ciudadanía en espectadora. Consumir ... rápido, comprar sin pensar, donde casi todo lo que se consume está en manos cada vez de menos personas, empresas líderes fagocitando al pequeño comerciante. La dictadura de los supermercados y, por supuesto, moratoria de todos los acuerdos de libre comercio que se están firmando, sin analizar sus impactos en la producción local. Para cuándo sancionar a quienes inflan ilegalmente los márgenes. El proceso alimentario es un problema estructural, que ha hecho de la comida un negocio y arrastra el equilibrio medioambiental y la justicia social. Se han ido eliminando controles y liberando al mercado. El cambio climático también lleva la firma de las compañías agroalimentarias. Quién decidió qué comer, por qué comer es un negocio y no un derecho universal, una gran transformación alimentaria de igualdad distributiva en el acceso a los alimentos.

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Es muy significativo ese quejarse por la falta de agua, pero cuántos pozos ilegales en explotaciones agrícolas de España hubo en 2023, 1.342 pozos, cuántos millones de m3 de agua para cultivos en Andalucía, donde solo se utiliza el 5,2% de las aguas tratadas, mala gestión y modelo depredador. Se hace el paripé de pedir a la UE más subvenciones para hacer frente a la sequía mientras deja sin ejecutar obras hidráulicas financiadas con 1.200 millones de euros de fondos europeos. Para la formación Por Andalucía, «pedir fondos no solucionará la sequía si no cambia su 'negligente' política de agua, son consecuencias de decisiones equivocadas y las consecuencias últimas las va a pagar la gente en sus casas, cuando el consumo doméstico es apenas el 5% del consumo en nuestra tierra. Requiere reorientar sus políticas, controlar la expansión urbanística voraz, controlar qué tipo de cultivo hay en cada zona cultivable, controlar si el cultivo es legal y si utiliza agua ilegal.

No tiene control del agua que se distribuye y se utiliza. Se siguen autorizando regadíos en zonas tradicionalmente de secano y proliferación de apartamentos turísticos que consumen cuatro veces más agua que una casa de familia. La Junta debe hacer un replanteamiento integral del modelo económico y productivo, porque es incompatible con una tierra en emergencia climática que ha llegado para quedarse». La sequía pone a prueba el modelo económico de Andalucía, basado en el extractivismo y la desigualdad con un gran peso de la agricultura y muy dependiente del agua.

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