Cada año, concretamente cada verano, aparecen unas visitas que acuden a nuestro encuentro para fastidiarnos los días y eventualmente las noches, en un período proclive ... a descansar, romper las rutinas ... No es que avisen de su llegada, pero podemos estar seguros de que van a venir más pronto que tarde. Por eso no tiene sentido que no estemos mejor preparados para recibirles como se merecen. No estoy hablando de personas que llegan, sino a contratiempos que podrían haberse evitado.
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El primer acontecimiento ha sido el de los incendios forestales que este año han llegado muy pronto. La «temporada» no ha hecho más que empezar y he aquí que casi al mismo tiempo las llamas de fuego, avivadas por el aire, se han llevado por delante muchas hectáreas de la provincia granadina. Solo en tres días han ardido árboles y matorrales en Pinos Puente, Atarfe, Viznar, Huetor Santillán y otra vez Pinos Puente, gracias al despliegue de bomberos forestales, brigadas específicas contra incendios, efectivos terrestres, mas los 12 medios aéreos incluidos dos helicópteros.
Todavía no tenemos noticias de las causas que provocaron los incendios, pues se están investigando, pero es fácil achacarlas al intenso calor. Algunos vecinos han puesto el dedo en la llaga, en el sentido de que nuestros montes están necesitando que se desbrocen esos lugares que corren peligro, si no están suficientemente limpios de malezas junto con otras medidas bien conocidas por los especialistas que tenemos y muy buenos.
El otro caso que se repite cada verano es el de la aparición de variadas suciedades, precisamente cuando los seres humanos nos disponemos a disfrutar de nuestras aguas marinas en nuestras costas, por otra parte también aquejadas por los temporales que se llevan periódicamente las playas.
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Esta vez no han sido las medusas, sino unas algas asiáticas que tienen de cabeza a los equipos de limpieza de playas y que suelen hacer su aparición con cierta frecuencia. Se sabe que se llama Rugulopteris Okamurae, una especie de alga parda, con tallos de entre 11 y 33 centímetros, originaria del océano Pacífico noroccidental y se han hecho estudios sobre sus capacidades para afectar la biodiversidad marina. Los estudiosos avisaron de este peligro hace cuatro años por lo menos y estaban dispuestos para encontrar soluciones.
Los efectos dañinos de estas algas no se quedan en el mal olor y la suciedad de las playas, lo peor es que se sabe que están mermando las capturas de pesca con un impacto de 30% que no es poco, solo en la lonja de Motril.
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Por lo que estamos viendo, el problema es grave y no tenemos constancia de que se estén llevando a cabo medidas efectivas al respecto. No vale con decisiones unilaterales de ayuntamientos. Deberían ponerse de acuerdo cuanto antes, por provincias o comunidades autónomas pues están apareciendo en todo el país y hay que encontrar efectos duraderos.
Se calcula que el impacto que esta alga está produciendo en el sector pesquero de Granada es de un 30% por la merma en las descargas de la lonja de Motril, además del deterioro que sufren las artes de pesca.
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Desde la Asociación Organización de Productores Pesqueros 85 de Motril denuncian constantemente las afecciones que los pescadores sufren en el litoral granadino con el alga asiática Rugulopteryx okamurae. No son pocas las embarcaciones que al retirar sus artes de pesca han recogido una buena cantidad de esta especie invasora, sufriendo grandes pérdidas económicas, además del gran daño medioambiental que causa sobre los ecosistemas productivos.
«Se trata de una especie exótica que afecta a todas las modalidades pesqueras, provocando no solo la pérdida de las pesquerías, sino también la rotura y pérdida de artes y aparejos de pesca», explican desde la OPP 85, quienes además exigen a las administraciones que trabajen para dar una solución a este problema que está cada vez más extendido por el litoral, y que trabajen «unidos y con fuerza en una estrategia de gestión, control y posible prevención Los y/o erradicación del agua que sea seria y efectiva».
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