Estic fins als collons

¿Se imaginan discutiendo en catalán el detalle de una factura de electricidad?

Manuel Pedreira Romero

Viernes, 19 de septiembre 2025, 23:08

Junts está dispuesto a destrozarnos la vida. Por si recurrir a los servicios de atención al cliente de las empresas no fuese ya una de ... las primeras causas de suicidio según el último informe del Suicide Research Institute de Oklahoma (pags. 462 a 521), a Puigdemont se le ha ocurrido una nueva forma de tortura para putear a sus odiados españoles y que acabemos ahorcándonos con una bandera. La idea es de una simplicidad grotesca. A partir de ahora, y con la venia agradecida del Gobierno de Sánchez, los servicios de atención al cliente nos responderán en catalán. Exclusivamente en catalán. ¿Exagero? No. ¿Profetizo? Sí.

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Lo que esta semana se ha publicado es que esa atención telefónica habrá de prestarse 'también' en catalán sea cual sea el domicilio de la empresa, el origen de la llamada y el lugar donde se presta el servicio, todo ello con independencia de que tanto el fulano que llama como el mengano que le responde dominen con soltura el castellano. Ah, es verdad, para disimular se contempla que el servicio también deberá ser prestado a elección del usuario en vasco, gallego, valenciano, bable, aranés, guanche y maracenero. Pero esa amplitud de miras lingüística es puro artificio, una mera coartada para esconder el verdadero fin de la medida: que el catalán se imponga como única lengua válida en las comunicaciones empresa-cliente. La arcadia feliz será en con tots parlant en català o no será.

La industria nacionalista no para de justificar sus desvaríos lingüísticos con el argumento de que es necesario proteger al catalán. ¿Protegerlo de quién y de qué?, es menester preguntarse. Ya les respondo yo. De los propios nacionalistas, de sus delirios y de quienes se los consienten. La lengua catalana es inocente, no se mancha, como dijo Maradona de la pelota, pero el aura supremacista con el que la manejan los nacionalistas la va a acabar por convertir en algo profundamente antipático en el resto de España. No en Europa, donde nunca le comprarán esa mercancía averiada.

Pero volvamos al cachondeo. ¿Se imaginan discutiendo en catalán el detalle de una factura de electricidad? Si ya en castellano cuesta dar de baja un contrato de telefonía, ¿cómo será hacerlo en la lengua de Serrat? La idea es marciana, además de carísima de aplicar. Los nacionalistas se pasan el día clamando por una libertad de la que dicen carecer por la opresión del Estado pero quieren arreglarlo oprimiendo con su identidad y su idioma a los demás. Es de locos pretender que si un fulano va al Covirán de Trevélez hablando en catalán o en gallego, haya de ser atendido en esa lengua.

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En el fondo, creo que es una payasada más para alimentar el anticatalanismo y que así los independentistas puedan seguir viviendo del cuento y vendiendo pinganillos. Estic fins als collons. O como se diga.

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