Asignatura suspensa

Si falla la sanidad, el motor se gripa. Y esta vez ha fallado. Moreno se ha caído con todo el equipo

Manuel Pedreira Romero

Viernes, 10 de octubre 2025, 23:01

Tengo tetas, pero con pelo. E insignificantes. La ciencia y los papeles nos informan de vez en cuando de la existencia de hombres con cáncer ... de mama, señores a los que el bicho ataca en el lugar menos esperado. Son casos marginales, una casilla casi vacía en la estadística fatal que cada año se lleva por delante la vida de miles de mujeres y la felicidad de otros tantos hogares, maltrechos por la incierta batalla que requiere el cáncer.

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Los cáncer de mama masculinos son casi una cruel extravagancia que al menos iguala, por el lado más feo, a hombres y mujeres en el dolor pero también en la lucha y en la necesidad. Soy hombre y soy incapaz de ponerme en el lugar de las más de dos mil mujeres que han sido víctimas de la ineptitud del gobierno de la Junta de Andalucía. Puedo imaginarme la zozobra, la perplejidad, el miedo atroz, la rabia, la desolación, pero es un mero presentimiento, una fantasía que palidece ante cualquier realidad.

En un país donde los servicios públicos se han consolidado desde hace décadas como el eje que vertebra nuestra existencia y nos identifica dentro de Europa, al mismo tiempo que nos separa de otros modelos económicos y sociales como el yanqui, la sanidad se erige como la piedra angular del sistema, por encima incluso de la educación y el resto de mecanismos de protección social. Si falla la sanidad, el motor se gripa. Y esta vez ha fallado. Moreno se ha caído con todo el equipo. El desastre de los cribados del cáncer de mama es de alcance. No es una docena de expedientes traspapelados. Dos mil mujeres son muchas mujeres. Es un fiascazo. La negligencia cubre de una punta a la otra todo lo sucedido. La dilación entre la primera prueba y la segunda en los casos dudosos, la falta de información y de explicaciones, el hecho de que hayan sido las afectadas las que hayan levantado la liebre y no el propio SAS, la tibieza en la respuesta de la Junta al conocerse los primeros casos, dejando pasar los días mientras se divisaba la magnitud del escándalo, la larga espera para tomar una decisión, la de destituir a la consejera, que era un clamor… no hay por dónde coger a este gobierno andaluz, el gobierno bonito del PP que ha hecho aguas y que en este fracaso tiene ya su hilo del que tirar, y quién sabe si no su Waterloo.

El plan de choque anunciado para tratar de paliar el desaguisado no persigue solo objetivos clínicos. También va en la dirección de intentar restituir el prestigio de un líder y de un gobierno que se ha disparado un tiro en el pie. Y con unas elecciones a la vuelta de la esquina. La política y la gestión pública son así, Juanma, un examen diario en el que las buenas notas anteriores no presuponen el éxito de las siguientes. A veces ni el aprobado.

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