Puerta Real

Volver a empezar

Las vacaciones políticas vienen a ser el momento más tranquilo del año, gracias en parteal retiro presidencial

Jueves, 4 de septiembre 2025, 22:45

Para levantarnos la moral, los especialistas suelen decir ahora que los comienzos de un nuevo curso son tiempos de reencuentros e ilusión, por la posibilidad ... de retomar con entusiasmo las tareas pendientes, de empezar de nuevo.

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No era así como afrontábamos el comienzo del nuevo curso cuando éramos estudiantes -tiene sentido la referencia, porque lo del comienzo de curso evoca las vivencias escolares-. Por mucho entusiasmo que se le quiera echar y psicólogos televisivos que ensalcen el momento, el estudiante en ciernes ve acercarse la fecha con aprensión; pues inexorablemente lo lleva al final de las vacaciones y porque desde su punto de vista en septiembre empieza un periodo eterno, opaco, sin alicientes, lleno de obligaciones, casi sin momento que perder. La antivida.

Luego se acostumbra enseguida y el verano queda relegado a la memoria de un universo alternativo. No es muy diferente la percepción que los profesores tienen de este tránsito anual entre la tranquilidad y el curso lectivo.

La vida política imita la experiencia infantil. Pese a los esfuerzos de unos y otros por reventarlas, las vacaciones políticas vienen a ser el momento más tranquilo del año, gracias en parte al retiro presidencial a su palacete de verano. Sólo saltan algunos sobresaltos por los reportajes sobre tales vacaciones y los que recuerdan las andanzas de Ábalos, Koldo y sus amores. Están también los desastres veraniegos, esta vez en forma de incendios (como casi siempre, aunque siempre parezca cogerlos por sorpresa), que sirven para los habituales desprecios gubernamentales sobre lo mal que funciona el PP, cuyas autonomías parecen propensas a arder. Las críticas sugieren que todo iría mejor si gobernaran el PSOE y sus mariachis.

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Una singularidad de la política española consiste en que el gobierno se siente siempre en la oposición y no siente nunca que tenga la responsabilidad de gobernar.

La rentrée política, tras este simulacro de paz veraniega, se acoge con expectación y ganas. Y se habla de elecciones, de pactos de Estado, de presupuestos, de agresiva política exterior, de la lucha anticorrupción, de gobernar para la gente, empezándolo todo una entrevista con el presidente de gobierno. Así nos damos cuenta de que hemos vuelto adónde estábamos y de que el verano ha sido sólo un breve descanso, pues todo está pendiente y el presidente y sus fans siguen en sus trece, mientras la oposición repite sus cálculos electorales y los apoyos antisistema del gobierno hacen lo que sea por mantenerlo en el poder y por desguazar lo que queda del régimen constitucional.

Volver a empezar es retomar las cosas justo en el comienzo de la tercera voltereta del triple salto mortal sin red. Con temores de imputaciones, avisos de ultraderecha fatal, descalificaciones ministeriales de discrepantes, artículos sibilinos sobre Zapatero y Delcy…

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O sea, que el nuevo curso se avecina igual que el anterior, dada la comprobable incapacidad política española de evolucionar, por lo que probablemente acabaremos añorando las medusas del verano y el reventón térmico de la costa tropical.

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