El juego de la democracia
El otro día volví a escuchar de boca de uno de esos a los que la democracia no les cae bien o les viene grande que Pedro Sánchez era un presidente ilegítimo
Con machacona frecuencia oigo últimamente afirmaciones que alertan en cuanto al concepto de la democracia que algunos tienen. La definición más simple y simplista es ... que la democracia es el gobierno del pueblo para lo que es necesario que los ciudadanos acudan cada cuatro años, según nuestro sistema de participación, a las urnas para elegir a sus representantes en el Congreso de los Diputados y en el Senado. Pues bien, eso y no otra cosa es lo que hicimos el 10 de noviembre de 2019 cuando los votos dieron ganador de las elecciones a Pedro Sánchez, algo que es y debiera ser incuestionable para todos los españoles.
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A partir de ahí se pone en marcha la maquinaria parlamentaria para, en el caso de no conseguir mayorías absolutas como ocurrió en 2019, se negocien alianzas entre partidos que procuren la mayoría parlamentaria de quien aspira a gobernar que, por lo general, es el candidato del partido más votado. Pues esto que así descrito parece tan simple y tan asumible a muchos se les indigesta y les cuesta entenderlo y, lo que es más grave, aceptarlo.
En las elecciones de aquel año el PSOE, con Pedro Sánchez de candidato a la presidencia del gobierno, consiguió 120 escaños, insuficientes para poder gobernar ya que la mayoría absoluta en la Cámara baja española está en los 176. Los socialistas se coaligaron con Unidas-Podemos y como la suma de ambas fuerzas no daban para llegar a esa mayoría los socialistas negociaron con otras fuerzas democráticas dentro del arco parlamentario.
En esa cita electoral al PSOE le votaron 6.752.983 personas. A Unidas-Podemos, 3.097185 que se tradujeron en 35 actas de diputados. Así pues, los socialistas negociaron con lo que se ha llamado el bloque de investidura con los que consiguieron alcanzar la tan ansiada mayoría y que concentró a más de doce millones de electores. En el otro lado, el PP obtuvo 5.019.869 votos; Vox un total de 3.640.063 y Ciudadanos se hundió sumando 1.637.540 votos, lo que traducido en aritmética parlamentaria suponen 151 actas de diputados a los que se podrían sumar los apoyos de otros partidos mucho más minoritarios.
Pues bien, el otro día volví a escuchar de boca de uno de esos a los que la democracia no les cae bien o les viene grande que Pedro Sánchez era un presidente ilegítimo. Y eso es un mantra que se repite con machaconería insistencia, lo que supone un grave peligro no solo por no aceptar las reglas del juego democrático tal y como son sino porque tampoco les supondría mucho esfuerzo, al menos de boquilla, ir contra esas reglas que deben ser sacrosantas. Guste más o guste menos o, incluso, no guste nada lo que es una verdad incuestionable es que Pedro Sánchez es el presidente de este país salido de las urnas. Y punto. A los que no les gusta el presidente tienen la oportunidad de manifestarlo el próximo año en una nueva cita electoral.
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A mi hay cosas que no me gustan del gobierno de Pedro Sánchez. No me gusta el giro dado en la cuestión del Sahara ni me gusta el fiasco de la ley del 'solo sí es sí', ni el galimatías de la sedición, la malversación o el enriquecimiento ilícito ni esas decisiones sin consultar al Congreso que en ocasiones toma de forma unilateral.
Ahora bien, me gusta la ley de eutanasia por humanitaria; la de Memoria Democrática que ha logrado sacar del mal llamado Valle de los Caídos a Franco (y yo sí viví con el dictador dirigiendo este país por lo que tengo elementos para opinar); me gusta la Reforma Laboral; y las sucesivas subidas del Salario Mínimo Interprofesional; también valoró positivamente el Ingreso Mínimo Vital; la Ley de Vivienda; la de Protección de la Infancia; las medidas económicas para hacer frente a las consecuencias negativas de la guerra en Ucrania; las que han conseguido que España tenga una de las menores inflaciones de la Unión Europea; valoro los ERTEs que permitieron el mantenimiento de muchos puestos de trabajo durante la pandemia junto al teletrabajo; de la Covid-19 poco puedo hablar porque supuso una gran tragedia en todo el mundo, pero tampoco sé qué habrían hecho otros partidos de haber estado en el Gobierno; sí valoro positivamente la política de vacunación contra el coronavirus que nos ha permitido volver a una normalidad ampliamente deseada; valoro también las medidas de protección a las víctimas de violencia de género; la ley de protección integral a la infancia y la adolescencia frente a la violencia; la nueva ley de Educación y la de Cambio Climático y Transición Energética; y no me olvido de la reforma del sistema público de pensiones y la ley de riders; sin dejarme en el limbo decretos como la subida de impuestos a las gasísticas, eléctricas, petroleras y banca…
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En fin, que parece que la legislatura ha dado de sí, legislatura que terminará con los españoles en las urnas que es la ocasión que tenemos para pronunciarnos gracias a nuestro sistema democrático del que nadie salido de las urnas es ilegítimo. A ver si se enteran algunos.
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