El hombre de todos los tiempos ha anhelado la felicidad. Para ello, es necesario llevarse bien con uno mismo, con los otros y con el ... mundo, siendo los dos últimos presupuestos consecuencias del primero. Pero, ¿qué significa llevarse bien con uno mismo?: Conocerse, quererse, tener autonomía personal y moral, ser solidario y respetuoso y, sobre todo, tener un proyecto de vida.
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El psiquiatra granadino Enrique Rojas explicó a más de 500 personas, el pasado lunes, 16 de septiembre, en el patio del Ayuntamiento, la fórmula para alcanzar la felicidad. El ilustre granadino, catedrático de psiquiatría, tras afirmar que en la vida lo importante no es tener buenas cartas sino saber jugarlas, explicó los medios de conseguir la felicidad: gozar de buena salud, y de mala memoria; tener una visión positiva de las cosas, viendo en todo más lo bueno que lo malo; tener una voluntad sólida, pues una persona con voluntad llega más lejos que otra inteligente; desarrollar en la vida un proyecto vital coherente y serio, basado en el amor, el trabajo, la cultura, la familia y los amigos; mostrar interés por conseguir nuestros objetivos, mirando siempre más hacia adelante que hacia atrás; y, por último, estar en paz con uno mismo, que es el primer paso para estar en armonía con los demás.
Don Quijote, en medio de una sociedad tibia y acomodaticia, a pesar de estar cargada de problemas y sufrimientos, como la de hoy, quiso asumir muchos más que el común de los mortales, un ideal de vida que hacían livianas sus caídas y remontables sus fracasos, porque él sí sabía para qué vivía: para hacer justicia, darle libertad a los oprimidos y a las doncellas, y lograr que todos fuesen un poco más iguales y felices.
Hay quien pone en el dinero, en el poder o en el éxito personal la razón última de la felicidad humana, y fracasan. Por debajo del umbral de la pobreza se tienen serias dificultades para ser feliz, pero, por encima de ese umbral, las diferencias económicas no son determinantes de la felicidad. Un estudio realizado en EE UU demostraba que las personas que ganan más de 90.000 dólares anuales no son más dichosas que las que ingresan entre 50.000 y 90.000. El dinero no da la felicidad siempre que se tenga el mínimo necesario para llevar una vida digna, y menos aún el poder o la influencia.
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En definitiva, la actitud del hombre ante la vida puede ser de adaptación al mundo circundante, haciéndose como quieren que seamos, lo cual nos conduce a la infelicidad y al fracaso; o bien, intentar construir un mundo nuevo, de acuerdo con nuestros principios, mediante un proyecto vital, como dice el Doctor Enrique Rojas, y entonces aparece una vida apasionante, aunque sea difícil, Sólo entonces surgen los hombres con biografía propia, los hombres que hacen y se hacen, como dice Don Quijote: «y un hombre no es más que otro, si no hace más que otro» (I, XVII), pues sólo haciendo, el hombre termina siendo lo que quiere ser, al margen de lo que los demás puedan decir: «No te enojes, Sancho, ni recibas pesadumbre de lo que oyeres, que será nunca acabar; ve con tu segura conciencia y digan lo que dijeren…» (II, LV).
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