En estos primeros días de noviembre, familiares y amigos pretendemos honrar a nuestros muertos ¿Pero es la muerte el final de todo?
Publicidad
Eso es lo ... que pretende demostrar el libro de Cercas: «Soy ateo. Soy anticlerical. Soy un laicista militante, un racionalista contumaz, un impío riguroso. Pero aquí me tienen, volando en dirección a Mongolia con el anciano vicario de Cristo en la Tierra, dispuesto a interrogarle sobre la resurrección de la carne y la vida eterna».
Este libro fue posible porque el Vaticano le abrió las puertas a Javier Cercas para acompañar al Papa a su viaje a Mongolia, a raíz del cual podía escribir un libro, sin censura de ningún tipo. Nunca, nadie, hasta entonces, había recibido de ningún Papa una invitación semejante. Para realizar dicha aventura, Cercas pone una condición: mantener una entrevista con Francisco, para que le aclare si su madre, nonagenaria ya, verá a su padre cuando muera.
En el libro destacan varios temas, además del de la resurrección. Uno de ellos la visión del Papa sobre infalibilidad y sinodalidad. Si hubiera optado por la primera, habría resuelto el matrimonio de los curas, el tema de los homosexuales o el sacerdocio de las mujeres, por ejemplo; pero como es partidario de la sinodalidad, es decir, de la democracia dentro de la Iglesia, ha esperado que los sínodos tomen estas medidas, cosa que aún no han hecho.
Publicidad
Respecto al Vaticano, el Papa ha sido absolutamente valiente: sustituyó a la mayor parte de sus jefes, transformó el Banco Vaticano y las finanzas, situó a mujeres en lugares preeminentes, y puso al frente del Dicasterio de la Doctrina de la Fe –antigua Inquisición– al cardenal más perseguido por ella, Víctor Manuel Fernández.
El Papa y el escritor coinciden en el anticlericalismo, pues muchos sacerdotes y obispos consideran que la Iglesia es suya, lo cual los lleva a la soberbia y a cometer muchas tropelías, incluso a la pederastia.
Publicidad
Tema fundamental del libro es el de los misioneros: para el Papa la Iglesia de Occidente se ha contaminado del neoliberalismo, por eso las Iglesias locales, pobres y comprometidas, y los misioneros que dan su vida en ellas, son la luz de la Iglesia, porque siguen el mandato de Jesús.
Respecto a la Iglesia española, nunca tuvo comunicación con Francisco. Rouco Varela era un opositor declarado al Papa y con él la gran cantidad de obispos que había nombrado. Poco a poco el papa ha ido nombrando a los suyos –es de los países donde más cardenales ha nombrado–, aunque muchos no respondieron a las expectativas que él tenía, debido al sistema de elección.
Publicidad
A la vuelta del viaje, Cercas le confirma a su madre que el Papa ha dicho que «cuando te mueras, vas a volver a ver a papá, con toda seguridad». ¿Eso ha dicho, «con toda seguridad»? Eso ha dicho: «Con toda seguridad». Cercas esperaba que un hombre tan inteligente como Francisco tuviera algunas dudas sobre un tema tan imposible desde un punto de vista racional, pero sus afirmaciones categóricas lo defraudaron. Al final, el autor sigue con su incredulidad aunque vio a una Iglesia con rostro humano y próxima en la que era fácil encontrar amigos, sobre todo entre los misioneros, los más comprometidos, sin esperar nada a cambio.
Suscríbete durante los 3 primeros meses por 1 €
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión