Aunque se han roto muchos prejuicios, todavía perduran estereotipos y recelos, y aún persiste el racismo y la xenofobia, derivados de su pobreza –aporofobia– y ... de su bajo nivel social y cultural.
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Aunque su día oficial era el 8 de abril, por ser sábado santo se trasladó al 12 de ese mes. Ese día se celebró una mesa redonda, en la Facultad de Ciencias de la Educación, en la que se habló de 'Antigitanismo y prácticas docentes', mostrándose la necesidad de que la escuela sea el lugar de erradicación del racismo. Por la tarde, en el embarcadero del Genil, se leyó un manifiesto, interpretaron su himno, 'Gelem Gelem', varios niños y niñas mostraron sus vivencias y sus deseos, y, tras la actuación de Irene Molina, arrojaron pétalos al río y depositaron en él velas encendidas, en homenaje a los gitanos fallecidos (Hitler los llevó a los campos de concentración y allí murieron casi un millón).
La presencia de los gitanos en Andalucía data de 1462, según una crónica del siglo XV. El 22 de noviembre, don Miguel Lucas de Iranzo, condestable de Jaén, recibió a un grupo importante de ellos, y les hizo grandes honores. Los acogió durante varios días, y «les mandó dar todas las cosas que les hizo falta: pan, vino, carnes, aves, pescados, frutas, paja y cebada abundantemente, y antes de partir les mandó dar mucha sedas y paños para que se vistiesen, y buen acopio de riquezas para su camino».
Desde 1530 encontramos ya gitanos en Granada, y, tras habitar en la cuesta de la Cava, San Cristóbal y San Ildefonso, se instalaron en el Sacromonte. Allí vivieron privaciones, pero también alegría permanente, además de unión, respeto y solidaridad con todos los vecinos, gitanos y payos, como dicen en su libro, 'Mujeres del Sacromonte', Curro Albaicín, Dolores Fernández y Antonio Carmona. El mundo de la forja, la compra y venta de animales, la venta de tejidos, la artesanía de la mimbre o de la anea, la venta ambulante, y, sobre todo, el cultivo del cante flamenco, no pueden explicarse sin su presencia. Además, su carácter siempre alegre, proclive a la sonrisa aunque existan necesidades y carencias, los convierte en representantes de la filosofía estoica, en nuestro tiempo.
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Yo los conozco y los valoro, a ellos y a su cultura. He conocido a varios gitanos en Almanjáyar, y viví en mi pueblo, Tiena, rodeado de algunas familias gitanas, muy integradas con los demás. Una de ellas, la de Rafael y Antonia, muy querida, se dedicaba a la venta de tejidos. De sus cinco hijos, dos hicieron estudios universitarios: Paqui Fernández, licenciada en Derecho, es directora del Centro Sociocultural Gitano, y, su hermana, Loli Fernández, ha sido profesora y directora de un centro educativo público, y, líder del movimiento gitano, fundó la primera organización de mujeres Romí, en Granada.
Este es un pueblo que, cuando se le acoge y se le quiere, responde con estímulo, gratitud y respeto. Hoy, muchos gitanos ocupan cargos en las fuerzas armadas, policía, guardia civil, abogacía, enseñanza, medicina, sacerdocio, arte flamenco… demostrando una enorme profesionalidad. Los racistas que aún los desprecian y los odian están cargados de prejuicios y de maldad frente a los diferentes, sobre todo si son pobres. Su actitud es deleznable y perversa.
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