Puerta Real

Edadismo

Los mayores son historiadores de las tradiciones familiares, y depositarios de la cultura y los valores

Juan Santaella

Miércoles, 25 de junio 2025, 23:20

En sociedades primitivas, en las que se vivía en tribus y el hombre luchaba por su subsistencia, los mayores eran considerados personas sabias y solían ... ser chamanes y brujos. Sin embargo, en la Grecia antigua, base de nuestra cultura, donde la belleza y la juventud eran reverenciadas, la vejez empieza a ser considerada como un castigo que es temido, aunque el anciano seguía teniendo una consideración especial, por su sabiduría. Hoy, la vejez no tiene la consideración que merece.

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El término edadismo fue acuñado por la RAE hace dos años: «Discriminación por razón de edad. Especialmente de las personas mayores o ancianas». Hoy, en España viven diez millones de mayores de 65 años, el 20% de la población, y solo se les tiene en cuenta como agentes de voto. Aunque, en 2022, se aprobó una ley que reconoce la discriminación de las personas mayores y prevé medidas adecuadas para lograr la igualdad de trato; sin embargo, los mayores son invisibles en los medios de comunicación, en la vida social o en la política. Hasta la OMS metió la pata en 2021, cuando incluyó a la vejez dentro de las enfermedades, aunque luego rectificó.

El auténtico problema de la vejez que casi nadie contempla es la soledad. Una persona mayor es similar a la de cualquier otra edad: tiene sus proyectos de vida, sus anhelos, sus esperanzas, la adquisición de nuevas habilidades, y su deseo de compartir sus experiencias con la gente… Pero en esta edad las relaciones sociales disminuyen, y con ello, se incrementa la ansiedad, la depresión y el consumo de fármacos, cuando el mejor tratamiento para estas personas es ser escuchados, atendidos y ser tenidos en cuenta.

La Caixa ha publicado un Glosario que establece tres tipos de edadismo: Infantilización, cuando se usan términos propios de la infancia aplicados a los mayores: viejita, abuelitos, nuestros mayores, son como niños…, dirigiéndose a ellos con tono de voz elevado, como si estuvieran sordos; despersonalización, cuando no se tiene en cuenta la individualidad de cada uno sino que se les trata de manera homogénea: los jubilados, los pensionistas, los abuelos…; deshumanización, cuando se pierde la empatía en el trato y se les tilda de viejo, anciano, dinosauro, momia…

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También hay tres maneras de sufrir edadismo: el institucional, cuando se les discrimina en leyes, normativas o servicios (ejemplo, el tema sanitario, el burocrático o el bancario). El interpersonal, cuando los demás los marginan, menosprecian o invisibilizan. Y el autoinfligido, cuando las personas mayores interiorizan los discursos negativos y, al sentirse menos capaces de lo que son, se inhiben para desarrollarse o comunicarse con los demás.

El edadismo hay que erradicarlo y educar en el respeto y el buen trato a nuestros mayores, historiadores de las tradiciones familiares, depositarios de la cultura y de los valores, y encargados de transmitírselos a los nuevas generaciones. Los que más merecen nuestro respeto son ellos. Supieron construir una transición pacífica hacia la democracia; soportaron privaciones y carencias, para que sus hijos prosperaran; han colaborado al sostenimiento familiar, con sus pensiones... El no atenderlos con la dignidad que merecen sería una ingratitud. Cicerón en «De senectute» destacaba «la prudencia y la sabiduría de la vejez, así como la posibilidad de encontrar paz y libertad en ella, a pesar de sus males asociados».

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