Las putas de Olona

Dice Olona, Macarena, que su partido es el de las putas, gitanos y gente corriente. Siempre fueron gente corriente las putas, menos las aristócratas del ... puterío. En cualquier caso, no está mal que alguien comience ahí su campaña, que en lugar de inventar cosas de los demás se ponga al día de otra realidad fuera de escaños y de pestiños que nos pegan sus señorías. Hay que tener alma aburrida para no pisar la calle, o demasiados egoísmos para intentar hacer comulgar a la gente con ruedas de molino e inventos de palio. A eso es a lo que la mitad de los que aspiran a comer de la cosa pública se están dedicando, a inventar como si la gente fuera estúpida, como si se creyera todo lo que dicen y, porque ellos lo dicen, los fuesen a votar. Lo malo es que hay una minoría que lo hará, cuyo criterio pasa por el tamiz de lo que le dicen que tiene que pensar. El caso es que Olona, Macarena, ha querido empezar en la sala Geisha, donde la gente no va a pensar normalmente. Toca campaña para elegir a quienes han de seguir sacándonos las castañas del fuego por si vuelve otra pandemia, no acaba de guerra, erupciona otro volcán, por si no pasa nada y es preciso legislar para todos, con una base mínima lo más alta posible, que los de arriba ya tienen lo suyo. Pero a lo peor la gente sigue mirando hacia el Olimpo de los de siempre y no mira que la calle sigue ahí, y que algunos piensan en todos mientras otros solo piensan en algunos, no como lo de las putas de Olona.

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