Hace 140 años: el día que nació el Centro Artístico

Juan Chirveches

Jueves, 1 de mayo 2025, 23:12

La primavera de 1885 Granada vivía aún, cuando con entereza, bajo la impresión y tristura causadas por un espantoso terremoto que la navidad anterior, con ... epicentro en la comarca de Alhama, derruyó pueblos y provocó la muerte de unas mil personas en nuestra provincia y la vecina de Málaga.

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Pero en aquellos días de germinal, la ciudad no sospechaba siquiera que ya se cernía sobre ella otra sombra que pocos meses después, el verano del citado 85, se abatiría por toda la provincia en forma de terrible epidemia de cólera morbo, que sólo en la capital, con una población entonces de algo más de setenta mil, arrebataría la vida a casi cuatro mil de sus habitantes.

Aunque ahora estábamos en abril, en medio de la acotación que en menos de un año abre el terremoto y cierra el cólera, y hay revuelo en el mundo del arte granadino. Desde el mes de enero, impulsadas y animadas por Francisco de Paula Valladar, se vienen celebrando reuniones y concitando adhesiones para el noble fin de crear una necesaria sociedad de artistas locales interesados en el fomento, exposición y estudio de las Bellas Artes. Ha respaldado la iniciativa copioso número de creadores e intelectuales, y sólo falta constituir oficialmente la entidad.

En uno de los encuentros de enero, muy probablemente a propuesta del propio Valladar, se acordó y aceptó el nombre Centro Artístico para la futura agrupación, una denominación que la singulariza y dota de acentuada personalidad, ya que se aparta de la extendida y poco original costumbre de nombrar la mayoría de este tipo de organismos culturales con los consabidos términos de resonancias grecolatinas.

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Se formó también una comisión organizadora que durante ese invierno vino trabajando en la captación y registro de socios, búsqueda y acondicionamiento de local social, esbozo de estatutos y finalmente señalación de fecha y hora para la Junta general que daría carácter oficial al Centro Artístico, y que se fijó el 12 de abril de 1885, domingo, a la una de la tarde en su sede social de Plaza Nueva 20, piso principal, derecha.

Nos da la impresión a los modernos (pero en un abrir y cerrar de ojos seremos también pasado) que los antiguos vivían un tempo lento en que, no ya los días, sino aun los años se remansaban en una permanente quietud donde apenas pasaba cosa alguna, y lo que pasaba iba transcurriendo acaso con morosidad de tortuga reumática. Sin embargo, esa impresión es falsa: aquello que los humanos de cualquier época son capaces de realizar en una sola jornada, individual o colectivamente, deja atónito al atento observador.

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El 12 de abril de 1885, en que el Centro Artístico de Granada vino al mundo y a España y a la galaxia de las Artes, las Letras y las Ciencias, montones de cosas ocurrieron también en la ciudad de la Alhambra. Ese día hizo bastante frío. Fue jornada de mal tiempo, aunque con tendencia a mejorar conforme pasaban las horas. Lo transcurrido de aquel abril «parecía diciembre», informaban textualmente los periódicos. Y las aguas mil hacían bueno el refrán.

Quienes por aquellas fechas tuvieran problemas de dentadura podían ser asistidos por el doctor don Manuel Orejuela, quien no era otorrino a pesar de que todos los indicios y sospechas así lo indicaran, sino dentista, y anunciaba en la prensa que «ha recibido un magnífico aparato que hace la anestesia de la boca para extraer las muelas sin dolor».

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Queda recogido más arriba que el Centro Artístico nació a la una de la tarde en el piso principal derecha del número 20 de Plaza Nueva, donde se eligió su primera junta directiva compuesta por ocho miembros y presidida por Vicente Arteaga. La formaron, además, Manuel Gómez-Moreno como vicepresidente; Agustín Caro Riaño, secretario; Miguel Vico, vicesecretario; Jacinto Rodríguez, tesorero; y Valentín Barrecheguren, Rafael Branchat y Juan Chacón como vocales.

Pues, a pesar del tiempo medio brumoso y fresco, biruji que nunca ha arredrado a los paisanos ni a los españoles si se trata de salir a comer y beber alegremente con los amigos o familiares, como era domingo, seguro que muchos granadinos almorzarían en la celebérrima Fonda de los Siete Suelos, en los bosques de la Alhambra, donde «la pulcra esplendidez de su cocina, montada según los últimos adelantos y con todos los requisitos que la época exige», servía espléndidos «almuerzos y comidas cuyos precios son sumamente económicos si se tiene en cuenta la bondad del servicio».

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Pero lo más singular de lo que ocurrió en Granada el día mismo que nació el Centro Artístico fue lo siguiente:

En aquellos ayeres, la más grande procesión que discurría por nuestras calles (al igual que lo sigue siendo en los hois de 2025) era la de su patrona, la Virgen de las Angustias. Sólo que no tenía lugar, como ahora, el último domingo de septiembre, sino el de Resurrección, final de la Semana Santa. Ése era el día en que toda Granada se echaba a la calle para acompañar y vitorear en triunfo a su Virgen de la Carrera.

Pues bien. Ocurrió que en 1885 el domingo de Resurrección cayó el 5 de abril, pero debido al mal tiempo la procesión de la Virgen se aplazó hasta el siguiente, día 12, donde vino a coincidir con la fundación del Centro Artístico. Casualidad que dio en cosa más granadina, imposible.

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La procesión comenzó a las cuatro y media de la tarde. Toda Granada, como siempre, aclamaba a la Virgen, y una multitud se había acercado en diligencia o caballerías, y aun andando, desde los pueblos cercanos.

De vuelta a la Carrera, la cabeza del cortejo alcanzó, ya de noche, Puerta Real, que presentaba un «aspecto indescriptible», atestada por un gentío que cubría toda su superficie, e «iluminada por los mil bombos y faroles que ardían en los balcones», mientras la cohetería, que se contó por millares, hacía refulgir y estallar el cielo de Granada. La Virgen entró de nuevo en su templo a las diez menos cuarto de esa noche, en medio de una atronadora «descarga de palmas reales».

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Al finalizar la procesión, el alcalde y los concejales se dirigieron a los salones del consistorio: les esperaba un banquete «que terminó a las doce y media»… Los fundadores, ese mismo día, del Centro Artístico, seguramente se dirigieron a sus casas a dormir: les esperaba un glorioso futuro que aún no ha terminado.

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