En la etiqueta de una bebida, sanísima, que suelo tomar, en recuadro muy resaltado veo que dice: 'Botella hecha de otras botellas'. Una manifestación en ... la que su de'', ya se ve, no es un 'de' más frecuente de pertenencia o atribución, de genitivo que dirían los estudiosos de la declinación en Latín (en Primaria nos aprendimos, nominativo, genitivo, dativo…), y no, pues, un mero Quijote de La Mancha, o barquito de papel, en que tal preposición indica una mera referencia –digo– de atributo o pertenencia. No, no así en este 'de' que expresa la procedencia u origen de un plástico en otro, como si nos llevara a un análisis, casi filosófico 'de' plástico. Una botella nos refiere a otras como de su misma naturaleza y sustancia.
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Allá, muy antaño, los filosofantes escolásticos se devanaban la mollera con eso del 'ser'. Todo tiene su 'ser', todo quedaba encuadrado en una Ontología rigorosa. Mas había un 'ser', acaso en final de catálogo, que resultaba especialmente etéreo o indeterminable. Tal era el ser de una simple 'relación', tan frecuente, por ejemplo, en el caso de Pedrito y su padre Pedro. Una vez dada y consumada la gestación de Pedrito, deinde por siempre existirá una 'relación' paternofilial entre Pedrito y su papá, que no es determinable como el ser de una piedra. Se dirá que a Pedrito su papá le compra bombones, mas eso es un efecto de la relación, no lo que entitativamente es la 'relación'. En nuestro caso resulta muy fácil afirmar que un plástico resulta de otro, pero hete aquí que no estamos ante un 'de' en mera referencia o atribución sino de procedencia y factura, como Pedrito y su papá. No es, en declinación, de 'genitivo', diríase, sino de ablativo (si bien lo 'genitivo' resulta equívoco, como si diera significación de causa).
En la etiqueta de una bebida, sanísima, que suelo tomar, veo que dice: 'Botella hecha de otras botellas'
Así ocurre que en el antiquísimo y sabido Credo que en Latín se recitaba/cantaba –quizá todavía– en las solemnes ceremonias nuestras, no resultara fácil el traducir aquella secuencia que dice 'Deus de Deo'. No es que un dios pertenezca a otro dios, en absoluto, sino que en el ámbito del misterio trinitario, se trata de un fundamental asunto de la creencia cristiana. Y hubo caso en que la versión de mejor significación decía 'Deus ex Deo'. En definitiva, ante nuestro envase de plástico mejor se entendería con 'botella hecha desde otras botellas'.
Y así diciendo, rozamos el grave asunto ya teológico de las personas en la Trinidad como en relación procesual. (Especial concepto éste de 'persona' que no se encuentra adecuado en lenguas orientales, y en modo alguno en la japonesa). Perdonen los sesudos teólogos, que con jaez periodístico se acabe en el intrincado pensar sobre 'relación' de procederes trinitarios: en la histórica conmoción cultural, del 'filioque', es decir, de si el Espíritu también 'procede' del Hijo. Devaneos intelectuales, útiles al menos para fortalecimiento mental, siquiera se trate de la lectura de un recuadro en botella de bebida natural, cuotidiana…
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Por medio nos queda el 'generar' con raíz diríamos fértil. El sustantivo 'gens' se entendía como origen de familia, aquellas típicas romanas. Por otra parte puede considerarse como agrupación de pertenecientes a un tiempo más o menos significativo (generación del 98, triste, la del 27, inspirada, si bien ésta, en poesía, la vemos carente de poemas con verdadera estructura de tales). Y ya, hablar de propios 'genes' como determinantes o condición de una línea hereditaria. En definitiva, decíamos un doble sentido de nuestro 'de', genitivo en declinación ¿equívoco? como de simple atribución, y de hechura, como causa de la botella.
Al querer dar remate final a ese ser 'causa' nos detiene todavía el observar, no a la ligera, el carácter peculiar de tal 'ser' en el catálogo de los ontólogos. No pueden deslindarse todos los modos diferentes de 'causa' o su función causalidad, pero una distinción es esencial respecto a 'condición necesaria', tal cual el trasporte hasta casa de mi botella. Es crucial que nuestro cerebro no se diga causa sino condición necesaria del pensar o razonar, es decir, las neuronas por sí mismas, no piensan, pero son necesarias para el 'chispazo' de una sola idea. Causa no siempre determinable, mas siempre detectable en su efecto. Y por cima de nosotros, de todo el Universo, como con alas trascendentales, vuela y revuela una pregunta que debiera inquietar ante el mundo, ante una botella de plástico, la del famoso Leibniz, toda punzante y nítida:
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«¿Por qué existen tantas cosas en vez de no existir nada dada?».
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