La cerradura

Huracanes

Llega el otoño y el mundo se torna amenazador, con huracanes que obligan a cancelar los vuelos entre Granada y Bilbao, asolan ciudades de Estados ... Unidos y nos hacen sacar la ropa de abrigo del armario, cuando ya casi nos habíamos acostumbrado a un verano perpetuo. Luego llegan los huracanes electorales, y el mundo está en vilo por una posible victoria de Trump, cuando la guerra arrecia en el Este y en Oriente Medio. Parece la caída del Imperio Romano, asolado por los bárbaros, que ahora son dueños de plataformas y redes sociales como X y pretenden llevar hasta Marte la estupidez humana. Imaginan un arca de Noé donde se subirán los elegidos para la colonización de otros planetas. ¿Los querrían en algún lugar del universo? Los huracanes se forman cuando una serie de tormentas eléctricas se acumulan y se desplazan sobre aguas oceánicas cálidas, que es lo que parece a veces el clima político, hasta que por el contraste de temperaturas el aire empieza a elevarse y a enfriarse y a girar y a crecer hasta formar un ojo de fuertes vientos y tormentas. Entonces la pesada lluvia se precipita como algunos políticos, a los que les van pesando los casos de corrupción de los colaboradores más cercanos. Como el huracán Milton arrasa parte de Florida, el huracán Koldo podría llevarse a este Gobierno, algo que no han conseguido las tormentas de la amnistía ni las rebajas de penas a los presos de ETA, que se han tramitado en el Parlamento ante la miopía de PP y Vox, lo que recuerda el cuento de Poe 'La carta robada', que nadie encuentra, pero que está a la vista de todos. Las cosas mejor escondidas están a la vista, dice el detective Auguste Dupin. Es una buena definición de la corrupción, donde los intereses de poder, personales o de partido, suelen disfrazarse de interés público. Según la Guardia Civil, el exministro socialista José Luis Ábalos habría cobrado comisiones por abrir la puerta de ministerios e instituciones, incluso un chalé par él y un piso para una amiga especial. Es una de las razones por las que los ciudadanos se sienten cada vez más alejados de la política, como esas corrientes de aire a diferentes temperaturas que terminan colisionando y formando los huracanes. A la gente le repugnan las falsas apariencias, los personajes falsos y, antes que ellos, prefiere a un canalla auténtico. Eso podría explicar el auge de los caudillos que pretenden arrasar este mundo. Se acerca otro huracán.

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