Movilidad
«No sé qué es peor, si el que el tren tarde 8 horas en llegar a Madrid o que un vehículo tarde 80 minutos en recorrer 8 kilómetros en Almería»
Pepe 'El Tomillero' mira los datos que los diferentes instrumentos instalados en el salpicadero del coche le proporcionan y no sale de su asombro al ... comprobar que en un viaje de poco menos de 8 kilómetros ha tardado 80 minutos y sigue parado en su intento de alcanzar las Almadrabillas, ya de vuelta a su hogar. Justo frente a su parabrisas una furgoneta de reparto cuya contemplación no ha abandonado en los últimos 35 minutos y cuyo rótulo, por puro entretenimiento, ha leído como unas doscientas veces y más.
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Cuando por fin es capaz de llegar a la rotonda de la plaza Manuel Fraga, son ya 110 los minutos que han pasado desde que iniciara la marcha y el embrollo circulatorio en la zona baja de la carretera de Ronda es de libro de los récords. Mira el reloj. Son las 9 horas y, en ese momento, desea que, en el próximo examen para cubrir plaza de concejal del Ayuntamiento de Almería, los miles de automovilistas afectados se acuerden del momento.
El lío debió ser a cuenta de la falta de previsión de los encargados de la cosa conocedores, se supone, de que el puerto está en obras, el Paseo, en obras, el parque, en obras, Los Molinos, en obras… que en Pescadería había una redada de la Policía que se inició en la madrugada y que, además de la estrechez en la que ha quedado la avenida de Cabo de Gata por la que a diario pasan todos los que tienen cita en la Universidad, entre otro puñado más de cosas, los autobuses de Almería tienen la mala costumbre de no estar demasiado pensados para los ciudadanos, que prefieren jugársela con su coche a usar unos servicios públicos que son habas contadas, con término o salida, en la mayoría de las líneas, en el mismo lugar, incapaces de hacer viable que la llegada a los lugares de trabajo se realice en tiempo y forma.
Si encima mantenemos ocupada a la excelente plantilla de Policía Local en cuestiones ajenas a lo que debía ser prioritario: las ordenanzas municipales, y las vemos en servicios ajenos o de terceros, cumpliendo órdenes que nada tienen que ver con la cercanía que merece la ciudadanía almeriense, pues eso, que moverse por Almería en un caos.
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No sé a dónde ha ido ha podido ir parar ese sentido común que se supone es el principio de éxito de un servicio. De la misma manera que los días de lluvia se coge un impermeable, un chubasquero o un paraguas y no se nos ocurre salir a la calle en sandalias; cuando se juntan tantos cortes de vía, tanto tránsito de camiones, tanta circulación de unidades de seguridad, tanto cambio de dirección, qué menos que dar prioridad a atender la circulación de vehículos para evitar el caos. Porque es cierto que hubo caos en pleno centro de Almería, que se extendió a Levante y a Poniente, que más que circulación lenta hubo retenciones exageradas y que no se supo poner orden.
Nos quejamos de lo que tardamos en llegar a Sevilla o a Madrid, de la falta de diligencia en la movilidad al exterior. Pero ¿y en la interior? Si nos ponemos a pensar no sé qué es peor, si el que el tren tarde 8 horas en recorrer los más de 500 kilómetros que nos separan de Madrid o que un vehículo tarde 80 minutos en recorrer 8 kilómetros, o 110 minutos en recorrer un tramo de 9.
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