Hacienda somos todos

Dicho y hecho. Agendada la consulta digital on line a la Agencia Tributaria, certificado digital preparado para entrar en el borrador, listas las notificaciones de retenciones que le han efectuado, a punto las certificaciones de gastos desgravables incluidos los pagos de cuotas sindicales o profesionales -que pese a incluirlas todos los años la Agencia no anota nunca en el borrador por si se te olvida-. En fin, que todo a mano o a su alcance para cumplir un año más, con esa Hacienda que somos todos, aunque sea más de unos que de otros.

Y mientras llega el día, se pone a pensar en lo mucho que le afecta esa manía de nuestros administradores en apuntarse lo bueno y culpar al resto de lo malo. Por ejemplo, se sigue manteniendo la anomalía de personificar la inversión pública. El «esto lo hemos hecho nosotros», que él entiende como si hubiera hecho más que ir a la inauguración, porque hacerlo han podido ser otros los curritos. O eso de «esto lo hemos pagado nosotros» cuando realmente quien ha soltado la yesca hemos sido todos, unos más y otros menos, unos con más porcentaje de lo ganado y otros con el mínimo de los ingresos obtenidos, pero, a fin de cuentas, todos. Usted, yo y los que nos leen y miran por la calle. Claro que los que nos administran siempre se encargan la plaquita y se hacen la foto para la posterioridad.

En definitiva, de todo eso forma parte del discurso, de ese texto que trata de suprimir al contexto, que se cuida en la narrativa y que se manipula a gusto del que ordena a la vez que impide sincerarse con el que de verdad ha contribuido con el sudor y que no siempre ha ganado el pan suficiente o el que incluso se deja encima de la mesa el que más presume de haber conseguido la gesta de firmar un papel para con nuestro dinero -el de todos- pagar la obra y pagar su sueldo.

Que sí, que Hacienda somos todos. Por eso el lío que se ha montado a cuenta de las ayudas de transporte en Andalucía, ayudas que salen del bolsillo de todos pero que en Andalucía parece que paga Moreno Bonilla de su propio bolsillo. ¡Viva la generosidad!, parece que debió pensar el ministro de Transportes, Y no entiendo entonces la protesta del gobierno de Juanma Moreno al no reconocer que Oscar Puente lo único que ha hecho ha sido aceptar el ofrecimiento del presidente andaluz. Contentos deberían estar los responsables de administrar las arcas andaluzas en lugar de hablar de denuncias y querellas. Si la Junta paga, que pague, pero sería un despilfarro, merecedor de crítica política, que la factura se pagara dos veces.