Colombine
«La noche fue una reunión de memoria y un recordatorio de que el periodismo, al rescatar la historia de nuestras pioneras, se convierte también en una forma de justicia»
Pepe 'El Tomillero' asistió el martes al homenaje que, desde hace 13 años, la Asociación de Periodistas-Asociación de la Prensa de Almería (AP-APAL) ... rinde a Carmen de Burgos Seguí 'Colombine', con la entrega del premio que lleva el nombre de la periodista almeriense, en una velada que tuvo ese regusto entrañable de las cosas bien hechas, de los actos que se celebran con el corazón.
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Entre aplausos, recuerdos y palabras llenas de afecto, estuvieron presentes las dos periodistas galardonadas este año -Mabel Moya Porras y Nieves Fernández García- y cinco de aquellas nueve mujeres que, en el ya lejano 1979, tras decidir presentarse a las primeras elecciones municipales de la democracia, alcanzaron la Alcaldía en sus pueblos: Encarnación Anguita Delgado, de Frailes (Jaén); María Morón Lorenzo, de El Granado (Huelva); Pilar Granados Escudero, de Villaharta ( Córdoba); María Ángeles Esteban Carmona, de Alájar (Huelva) y Dora Antolín Sorroche, de Uleila del Campo (Almería), mujeres valientes que dirigieron sus pueblos sin apenas recursos, pero con la ilusión intacta de quien se propone mejorar la vida de sus vecinos. Lo hicieron sin despacho ni sueldo, con el único patrimonio del compromiso y la decencia, convencidas de que servir era más importante que figurar.
Hoy, al evocar sus nombres y sus historias, uno no puede evitar pensar en lo que significó aquel paso que fue el abrir camino cuando el suelo aún estaba lleno de prejuicios. Sus gestos, pequeños y cotidianos, fueron en realidad grandes actos de justicia. Gracias a ellas, Andalucía empezó a mirarse en espejo distinto, más igualitario, más consciente de sí misma. La noche del Colombine fue, en ese sentido, una reunión de memoria y gratitud a la vez que un recordatorio de que el periodismo, al rescatar la historia de nuestras pioneras, se convierte también en una forma de justicia. Carmen de Burgos, que tanto defendió la libertad y la igualdad, hubiera sonreído al ver cómo su ejemplo sigue inspirando a quienes, desde la palabra o la política, continúan creyendo que el trabajo bien hecho -aunque sea silencioso- es la mejor manera de cambiar el mundo.
En torno a Carmen de Burgos, símbolo eterno de esa libertad que no se mendiga, sino que se ejerce, la velada se inició con intimidad y poesía en vísperas del 150 aniversario de Antonio Machado, que, como Colombine, nos enseñó que la libertad se escribe con conciencia y se defiende con la verdad. El retrato escénico que el actor Julio Moreno Ventas trazó del poeta sevillano tuvo algo de plegaria civil, de eco de aquella España que aún soñaba con ser justa y libre. Porque de eso se trata, en el fondo: de mantener viva la llama que un día encendieron los valientes. Como lo hizo Carmen de Burgos, que abrió caminos desde el periodismo y los libros. Como aquellas alcaldesas que sembraron democracia con sus manos. Y como Constanza Pérez Haro, joven periodista de Cuevas del Almanzora, miembro de la AP-APAL y corresponsal de guerra, que desde el presente recoge la antorcha de aquella pionera para alzarla, sin miedo, en nombre de la verdad y de la libertad. En ella, al igual que en todas las mujeres que aún creen en la fuerza de la palabra, late, renovado, el espíritu de Colombine.
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