Las amistades generosas: George Steiner y Nuccio Ordine
La entrevista y las cuatro conversaciones que constituyen el centro del libro son una muestra exacta de la profunda complicidad sincera actitud de ambos en torno a esa defensa profunda y sólida del humanismo y de sus valores
Ante tiempos tan convulsos e incluso letales como los que vivimos en todo el mundo, y en los trastornos políticos de nuestra nación, hay una ... urgente necesidad de reflexión sobre sus causas y sus efectos, y sobre sus posibles soluciones. Mi intención no es ocuparme de algunos de los aspectos posibles pues, entre otras razones, lúcidas y valientes mentes lo hacen con claridad y magistral ejemplo casi a diario. Mi invitación es a recordar algo tan necesario como la amistad a través de la publicación de la obra póstuma del reciente Premio Princesa de Asturias de Comunicación y Humanidades Nuccio Ordine: 'George Steiner, el huésped incómodo. Entrevista póstuma y otras conversaciones', (Acantilado, 2023). Hay en este libro una fuerte consideración de la amistad y, por supuesto, del amigo, entendido éste como lo definía Aristóteles en su 'Retórica': «[…] aquel que es autor de lo que cree que le será útil al otro por causa del otro mismo.» Es decir, sin interés alguno. Igualmente, los pitagóricos hablaban de la amistad como una igualdad hecha de armonía, y Simone Weil en un ensayo escrito en 1942, un año antes de morir, 'L'amitié. L'art de bien aimer', reitera la necesidad de la amistad como un milagro por el que un ser humano acepta a distancia, y sin acercarse, al ser mismo que necesita como alimento. Para Weil se trata de un fenómeno universal, y como tal, se ama a un ser humano en particular como se podría amar a cualquiera delos que componen la humanidad.
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De todo esto hay mucho en el libro de Ordine, y esto reluce tanto en sus comentarios como en las entrevistas transcritas. Escribe Ordine cómo a los dos años de la muerte de Steiner aún lo siente como un amigo, y para ello recuerda una carta de Petrarca a Barbato da Sulna de 1336 en la que se afirma que, pese a la distancia, se sigue siendo partícipe de «la vida diaria de quien lo ama». La reflexión de Ordine es precisamente sobre las diversas ocasiones en las que se advierte «la presencia silenciosa del amigo ausente, para seguir compartiendo las mismas pasiones y los mismos intereses.» Distancia, ausencia, silencio, muerte… son todos componentes de una amistad. Ordine cita igualmente a Montaigne cuando escribe sobre la 'santa unión', que encuentra en 'la conversación' y en la «comunicación su más alto 'alimento'. Como puede verse, lo que Ordine propone es un reconocimiento de la amistad a través de las entrevistas que edita. Y no sólo de la amistad entre Steiner y él mismo, sino sobre la amistad como valor.
La entrevista y las cuatro conversaciones que constituyen el centro del libro aparecieron en el 'Corriere de la Sera' y son una muestra exacta de la profunda complicidad sincera actitud de ambos en torno a esa defensa profunda y sólida del humanismo y de sus valores. Recalca Ordine la voluntariosa fuerza de Steiner de niño para superar su «grave discapacidad motriz» en el brazo derecho y utilizarlo, todo a través de esfuerzo, autodominio, y disciplina. Para Steiner la actividad docente puede prescindir de la erudición y de la filosofía y dice:«La enseñanza y la camara- dería, la provocación mutua en un seminario, han sido mi oxígeno personal», Ese amor a la enseñanza, ese amor al estudio era parte de la amistad entre esos dos grandes humanistas y continuamente asoman en sus escritos que trascienden por su amor al conocimiento, en medio de esa gran amistad para con los otros, para nosotros, que es la lectura. Siendo judío Steiner, e hijo de la diáspora, se muestra crítico con Israel y el sionismo: «El Estado vive detrás de los muros. Está armado hasta los dientes. Conoce el racismo», lo que no excluye considerar que el judaísmo no pueda prescindir de la diáspora y considera la máxima de Baal Shem Tov. «La verdad está siempre en el exilio».
En la entrevista póstuma Steiner revela la correspondencia mantenida durante varios años con una interlocutora y que permanecerá en un archivo del Churchill College de Cambridge hasta 50 años después de su muerte, es decir en el año 2070. Supongo que algunos de los potenciales lectores de esa fabulosa revelación de íntimos sentimientos y reflexiones estéticas y políticas aún no han nacido, o serán infantes, o seres muy jóvenes; en cualquier caso, pienso que quien pudiere leer esa correspondencia será muy afortunado. Steiner se muestra igualmente coherente con su conocida diferencia entre los creadores y los críticos separados por una 'distancia ontológica', lo que muchos colegas universitarios no le perdonaron. Confiesa que su mayor felicidad ha sido «haber enseñado y haber vivido en muchas lenguas». Esa facultad de ser políglota es una de las razones de su sinceridad ética, de su amplitud de miras y de su falta de apego a los nacionalismos, lo que explica su relación con el Estado de Israel, pues se confiesa antisionista y partidario de «no abandonar el sueño europeo».
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La lectura del libro nos revela mucho sobre Steiner: desde su inicial frustración como científico, su ruptura con 'The New Yorker', o su aceptación de una edad en la que ya no puede escribir lo que le gustaría y, en sus propias palabras: «Me he dado cuenta de la necesidad de decir adiós». La compleja y fecunda vida intelectual de Steiner se complementa con la devoción de su amigo Ordine, lo que se plasma en esta edición de cabal amistad por ambas partes.
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