Marcha organizada por Ajicam el pasado 26 de octubre en Jaén. Enara López
Huesos de aceituna

Ni sienten ni padecen

Las movilizaciones de la ciudadanía, echándose a la calle en masa para llamar la atención de prensa, radio y televisión en defensa de los servicios públicos, son más necesarias hoy que nunca.

José Luis González

Jaén

Viernes, 31 de octubre 2025, 22:42

Desde que saltó la noticia del fraude –en la acepción primera que la RAE otorga a esta palabra, en mi opinión la más adecuada entretanto ... se sustancia si ha existido la comisión de algún delito- de los cribados de cáncer de mama, perpetrado por la Junta de Andalucía quién sabe desde cuándo, van cayendo como cuentas de un collar roto testimonios de mujeres afectadas a cuál más sangrante. Sin que al parecer muchos de los responsables de la administración autonómica concernidos por semejante desvarío sientan ni padezcan. No he escuchado ni leído las amargas disculpas y las consiguientes dimisiones de los sucesivos consejeros y consejeras de Salud hasta que, a la última de ellos, Rocío Hernández, le ha tocado apechugar con las consecuencias. De hecho, Jesús Aguirre es actualmente el ufano presidente del Parlamento andaluz y Catalina García es la titular de Medio Ambiente.

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Dense cuenta que han sido los medios de comunicación –menos mal que aún nos quedan periodistas de verdad- quienes han sacado a la luz el fraude de un modo incontrovertible, pese a que las asociaciones de pacientes llevaban años denunciándolo sin que las autoridades sanitarias movieran un dedo por ellas. Lo que prueba, una vez más, que las movilizaciones de la ciudadanía, echándose a la calle en masa para llamar la atención de prensa, radio y televisión en defensa de los servicios públicos, son más necesarias hoy que nunca.

Bien los sabemos en Cazorla, donde sus vecinos y vecinas no dejamos de manifestarnos de todas las formas posibles para revertir el 'robo' con nocturnidad y alevosía de nuestro centro de salud en marzo pasado. Sin que tampoco quienes lo perpetraron en primera persona hayan sido llamados a capítulo por sus superiores o mostrado el más mínimo arrepentimiento por las medias verdades y mentiras con las que lo justificaron.

Pero volviendo a los malhadados cribados del cáncer de mama y a los testimonios de algunas de sus sufridoras, se me cae el alma a los pies ante su situación y la de no sabemos cuántas decenas o cientos de mujeres más. Ahí está el caso de la jienense Manuela, publicado por lacontradejaen.com, que acudió confiada en octubre de 2023 a la llamada del Programa de Detección Precoz del Cáncer de Mama del Servicio Andaluz de Salud (SAS). Se notó en el pecho un bulto que le diagnosticaron como un simple quiste mientras esperaba el resultado de la mamografía. Como el bulto no paraba de crecer y no recibía ninguna notificación del SAS, se fue a la sanidad privada –algo que ella pudo hacer- donde se le confirmó que padecía cáncer, iniciando un tratamiento oncológico al margen de la sanidad pública. En marzo de 2024, seis meses después, recibió la llamada del SAS. Hoy está curada, aunque con secuelas en los ganglios linfáticos.

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Según la Cadena Ser este mismo miércoles, a otra jienense llamada Olga Liébana se le diagnosticó cáncer de mama en mayo de 2025. Ella vive en Higuera de Calatrava, y en 2023 se le citó en Torredonjimeno para un cribado colectivo en un autobús. Nadie la llamó desde entonces para comunicarle el resultado de aquellas pruebas. Al año y ocho meses se notó un bulto en el pecho que acabó siendo cáncer. Y por arte de birlibirloque el SAS no encuentra ni rastro de su presencia en aquel autobús, contestándole por escrito que, según el sistema informático, nunca fue citada. ¿Se imaginan ustedes la indignación y la desesperación de esta señora de 55 años? Pónganse en su lugar.

La candente actualidad se centra ahora en el cáncer de mama y en la situación crítica de miles de mujeres que no saben qué ha sido, qué es o qué va a ser de ellas. Pero en mi opinión hay que usar un enfoque más amplio. Porque no sabemos cuántas mujeres y cuántos hombres ocupan las largas e interminables listas de espera con síntomas que podrían ser indicios de otros tipos de cáncer también muy comunes: de cuello de útero, de próstata, de colon, de piel…

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¿Dónde y cuándo se van a realizar los cribados que les son exigibles a la sanidad pública sobre estas enfermedades que conllevan altas probabilidades de muerte? No hay contestación porque, simple y llanamente, estamos abocados a ella si no acudimos a donde nos guían estas políticas de exterminio de los servicios públicos: a la sanidad privada; a la mutación progresiva de la tarjeta sanitaria en tarjeta de crédito.

Quien la tenga bien surtida. Y quien no, tan solo le queda sentir y padecer, esperando que la tierra le sea leve.

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